HÉCTOR BÉJAR • Sociólogo, catedrático de la Universidad de San Marcos e investigador del Centro de Estudios de Desarrollo y la Participación, Béjar afirma que el gobierno de García hasta el momento no se atreve a enfrentar los grandes problemas del país.
Por Ana Núñez.
Según Béjar, el desafío del Perú es tener una democracia económica, social y política.
–Algunos analistas advierten que el presidente García termina el año con la tentación de caer en el populismo. ¿Qué piensa usted?
–Yo no creo que el problema sea el populismo, creo que en el Perú hay problemas graves y muy antiguos que resolver. A ellos se han añadido los que creó Fujimori, como un régimen económicamente segmentado y dominado por las grandes empresas transnacionales, y una pobreza que se extiende por todo el país. Entonces, qué hacemos. O empezamos a resolver esos problemas o los pateamos para más adelante. Tengo la impresión de que, cediendo a una supuesta opinión pública –que en realidad es una opinión manejada por los medios más importantes– el gobierno de García no se ha atrevido a enfrentar esos desafíos.
–¿De qué desafíos hablamos?
–Para mí esos desafíos están en un régimen de excepción que tienen las grandes empresas en el país y que comprende todos los privilegios que conocemos. Hasta donde entiendo, lo que hemos tenido estos primeros meses ha sido una negociación en la cual el Estado ha cedido a su soberanía, ha permitido que los impuestos se conviertan en óbolos, y que –por tanto– el Estado peruano en su conjunto aparezca como un ente que recibe caridad de las empresas.
–¿Está incumpliendo García con su promesa electoral de hacer "un cambio responsable"?
–Sí pues, lo que pasa es que durante la campaña García tuvo un lenguaje muy ambiguo. Dijo, se desdijo, y sobre todo en la segunda vuelta cubrió algunas afirmaciones con un lenguaje que le permitió cobrar el apoyo y los votos de la derecha económica. Entonces, a estas alturas del partido en el Perú no sabemos cuál de las promesas que hizo durante la primera y segunda vuelta está cumpliendo. Al parecer, está cumpliendo su programa de la segunda vuelta.
–¿Por qué cree que el gobierno de García no se atreve a enfrentar los problemas del país?
–Por temor a la presión internacional y a la presión de las grandes empresas. Aunque esa presión internacional es real, creo que García está equivocado porque en la región existe un nuevo panorama. América Latina ha cambiado en términos políticos de manera enorme. Cuando empezó la campaña presidencial del 2006 teníamos una América Latina; ahora tenemos otra. En este momento Perú y Colombia son una especie de islas neoliberales en un continente que se ha dado cuenta de que hay que renovar las políticas.
–¿En el Perú se está gobernando de espaldas a las demandas sociales que existen?
–En el caso del gobierno aprista no diría de espaldas, porque finalmente el Apra es un partido popular. Yo diría que de perfil... creo que el Apra, como siempre en su historia, tiene esa terrible disyuntiva de defender la soberanía del Estado o renunciar a ella. Desgraciadamente, una vez más está tomando el camino equivocado, que es el de conciliar con los grupos más regresivos del Perú e ignorar la agenda que miles de gentes exigen. Lo más seguro es que este termine siendo un gobierno medianamente pasable, pero mediocre. Un gobierno que postergue decisiones nacionales que debimos adoptar hace tiempo.
–Si se está ignorando la agenda político-social que exige la población, ¿qué es lo que puede pasar?
–Lo más probable es que en los próximos años tengamos convulsiones dispersas y un país agitado. Yo creo que el Perú necesita una articulación de su gente, una organización de sus demandas, y la construcción de una verdadera oposición que plantee estos problemas y trate de darle una salida al país independientemente a lo que el gobierno haga.
–¿La formación de una oposición fuerte no le haría más complicada al gobierno su tarea de gobernar?
–El Perú nunca va a tener gobiernos sencillos. Mientras los grandes problemas sociales que tenemos no sean enfrentados, las complicaciones las tendremos todos los días. Para mí el enfrentamiento está en una reforma tributaria a fondo y una reforma del Estado que lo transforme en una democracia, porque lo que ahora tenemos es una democracia política pero mantenemos la dictadura económica instalada por Fujimori. El desafío es tener una democracia económica, social y política.
Crece en el país la presencia de bolsones de violencia
–Además de los problemas que menciona, en nuestro país existen otros de naturaleza más social, como la pobreza y la exclusión...
–Esos problemas de exclusión y pobreza siguen siendo ignorados, porque a las grandes masas excluidas del Perú solo se les está dando programas sociales para amortiguar la pobreza. Si modificáramos la estructura tributaria, reorganizáramos el Estado y convirtiéramos los gobiernos locales en verdaderamente democráticos, la pobreza en el Perú podría eliminarse en muy pocos años.
–¿Toda esta situación es la misma que creó el terror de los 80 y 90?
–Absolutamente y ojalá que no tengamos nuevamente ese terror. Pero creo que en reemplazo de ese terror, tenemos un impresionante avance de la delincuencia, un avance cada vez más preocupante de suicidios, una violencia urbana creciente, la presencia de bolsones rurales ligados al narcotráfico y una presencia de la economía del narcotráfico en el país.
–¿Cuál es el escenario más temible que nos espera de no resolver estos problemas?
–Mire cómo están las ciudades en Guatemala, El Salvador, Colombia. Son economías y sociedades que crean bolsones de violencia. Nosotros estamos haciendo todo lo posible para tener ese tipo de sociedad. No creo que tengamos terrorismo, pero de seguir con esta gestión, en la que no se resuelven los problemas del país sino que se gobierna para los medios, para la opinión de las altas sociedades, y para la exhibición personal, seguiremos con esta sociedad en la que estamos creando una especie de basura humana.
www.larepublica.com.pe 27 dic. 2006
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