martes, junio 17, 2008

Moquegua desbordó a la Policía, manifestantes detuvieron a 67 policias y un general. Video



Al cierre de esta edición, manifestantes mantenían cautivos a 67 policías en la catedral de Moquegua.

Luz Vega y María Eugenia Salas. Moquegua.

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Explosión. La caída de gases lacrimógenos desencadenó la trifulca. Entonces la protesta radical pero sin mayores actos de violencia se tornó en un duro enfrentamiento de graves consecuencias. (Fotos: Dímas Chauca)

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Fallas. La cantidad de policías heridos demostró que faltó la estrategia adecuada para restablecer el orden en Moquegua. Tras la batalla campal, la composición y la figura de las fuerzas del orden quedaron diezmadas ante la población.

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Retenidos. Esta fue la forma como quedó medio centenar de policías en manos de moqueguanos.

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(1) Caídos. Los heridos fueron trasladados a Tacna y Arequipa. (2) Por aire. La Policía intento romper el bloqueo con helicópteros. (3) Presión. El Gral. PNP Alberto Jordán debió ordenar la retirada. (4) En oración. Agentes policiales en iglesia de Moquegua. (5) Destrozos. Garita de control PNP fue destruida. (6) Pérdida. Vehículo que trasladó a policías fue incendiado.

La Policía Nacional no pudo cumplir ayer con la misión de despejar la Panamericana Sur en Moquegua, donde cerca de seis mil manifestantes mantienen tomada la carretera desde hace siete días, en el sector de Montalvo. Los huelguistas, que reclaman una nueva forma de distribución del canon minero, resistieron a los policías y, luego de dos horas de enfrentamientos, rebasaron a las fuerzas del orden, haciéndolas retroceder.

El pelotón de fuerzas especiales de la Policía, que llegó al lugar desde Arequipa, Lima y Tacna, empezó el operativo a las 8.40 de la mañana. Efectivos de la Diroes (Dirección Nacional de Operaciones Especiales) dispararon las primeras bombas lacrimógenas, lo que desató una inmediata respuesta de los pobladores que contestaron lanzando piedras y atacando a los efectivos con palos.

El poco espacio ganado por los policías fue perdido en cuestión de minutos, y los manifestantes tomaron nuevamente el puente Montalvo. Las fuerzas del orden no se dieron por vencidas y desde un helicóptero lanzaron bombas lacrimógenas en forma indiscriminada sobre la vía central y chacras aledañas.

Mientras esto sucedía, la población enardecida cambió la actitud pasiva que mantuvo durante los siete días de paralización y atacó a las fuerzas del orden con todo lo que tenía a la mano. Incluso, incendiaron un ómnibus de la empresa de transportes "Angelitos Negros", que trasladó a los policías desde la ciudad de Tacna, hasta el sector de Calaluna. La comisaría y la garita de peaje del puente Montalvo también fueron destrozadas por la turba.

GENERAL JORDÁN EN REHÉN

Todo se complicó aún más cuando el jefe de la XI Dirección Territorial Policial, general PNP Alberto Jordán Brignole, fue tomado en rehén por un grupo de huelguistas junto con otros 67 efectivos policiales. Al verse doblegado, el jefe policial pidió disculpas a la población, ordenó a sus subalternos que se replegaran y que no dispararan más gases lacrimógenos.

"Yo ordené que no se dispararan bombas lacrimógenas, pero no me hicieron caso. Ya hablé con mi general y este operativo se está suspendiendo. Señores, olvídense, hoy nos replegamos. Su problema lo van a resolver hoy", alcanzó a decir Jordán ante los medios.

Sus palabras obligaron al resto de su personal a despejar la zona y a dejarlo en manos de los manifestantes. La retirada de los policías fue penosa. Sin alimentarse, afectados por la sed y el hambre, golpeados y cansados, los integrantes del pelotón de asalto regresaron a Moquegua como pudieron. Unos a pie y otros en viejos camiones. Mientras tanto, el general Alberto Jordán fue paseado por sus captores y conducido hasta la catedral de Moquegua en una caminata que duró cerca de cuatro horas.

EXCESO DE CONFIANZA

Fuentes consultadas por este diario consideran que la policía no tomó las previsiones debidas para evitar que los huelguistas los rebasaran. De hecho, los manifestantes ya sabían que en cualquier momento los policías llegarían a desalojarlos y se prepararon.

Como se sabe, la protesta se inició el martes de la semana pasada, pero se agravó el último viernes cuando se rompió el diálogo con la Presidencia del Consejo de Ministros (PCM). El sábado, el ministro del Interior, Luis Alva Castro, sobrevoló la ciudad con la finalidad de evaluar el terreno. Confiado en que sus hombres tendrían una victoria limpia, ordenó ayer despejar la vía.

Pero Alva Castro tenía un motivo adicional para creer que los manifestantes depondrían su actitud. La noche del viernes, el propio general Jordán se reunió con representantes de la Iglesia Católica y varios actores sociales con el objetivo de coordinar acciones para que despejara la Carretera Panamericana. En esa cita, el general le dio un plazo de 48 horas a los líderes de la protesta social para que levantaran la huelga.

El plazo de dos horas otorgado por las fuerzas policiales fue insuficiente. El domingo, los dirigentes pidieron una nueva ampliación hasta las 7 de la mañana de ayer. La policía accedió, pero la población no quiso dar su brazo a torcer y decidió no desalojar la vía Panamericana.

A las 3.30 de la madrugada, tres mil personas llenaron el puente Montalvo. El ambiente de tensión era inocultable. Las campanas de la catedral resonaron para que los pobladores que se encontraban en la ciudad acudieran al sector de Montalvo. Poco después la policía hizo su ingreso a este lugar y se ubicó cerca de las garitas del peaje.

Ambos bandos permanecieron en estado de alerta por casi cinco horas. La aparente calma se rompió cuando un helicóptero de la policía realizó un vuelo a muy poca altura y derribó varias carpas en las que se encontraban los manifestantes. Luego vinieron algunos insultos y se lanzaron piedras a la zona en la que se encontraba la policía. El caos que hemos descrito en párrafos anteriores había empezado.

Al cierre de edición, los 67 policías seguían en situación de rehenes, entre ellos el general Jordán Brignole. Para dejarlos ir, la población exige que se libere a las personas que fueron detenidas durante el enfrentamiento. Nadie puede precisar exactamente de cuántas personas se trata y cuál es su ubicación. Por la noche, la lideresa de Unidad Nacional, Lourdes Flores, calificó de lamentable la actuación de la PNP.

DATOS

Heridos. La confrontación duró cuatro horas y dejó 42 personas heridas, de las cuales 25 pertenecen a la policía y dos son periodistas. Siete de los efectivos heridos fueron trasladados hasta el hospital de la PNP de Arequipa.

En la zona. El director general de la PNP, Octavio Salazar Miranda, se desplazó al mediodía hasta la zona de conflicto.

Ilo. Otro grupo de manifestantes derrumbó doce muros del patio-puerto de la empresa Southern (en el ingreso a Ilo) y quemó una camioneta de la minera. En ese acto resultó herido un joven.

La Republica

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