Entre miles de banderas azules y cánticos folclóricos, rodeado de sus colaboradores, candidatos aspirantes y representantes de sectores sociales, el presidente de Bolivia, Evo Morales, cerró su campaña de cara a las elecciones del próximo domingo, en las que buscará la reelección presidencial para su partido, el Movimiento al Socialismo o MAS.
“Más, más, ya somos más”, coreaba una multitud estimada por los organizadores en un millón de personas, congregadas en El Alto.
Esta ciudad, en las cercanías de la sede del gobierno, La Paz, es el principal bastión del mandatario, que confirmó con la convocatoria su potencial electoral: las últimas encuestas le otorgan entre el 55% y el 69% de la intención de voto, al menos 30 puntos por delante de sus principales rivales.
“Bolivianas y bolivianos, denme otra oportunidad para consolidar este nuevo estado plurinacional y aplicar nuestro programa de gobierno para todo el pueblo boliviano", pidió Morales a sus seguidores, después de una larga sesión de baile en la que la sonrisa disimuló el cansancio de semanas de raid proselitista.
“Este movimiento social, que no depende de una persona ni de una sigla, se ha convertido en un proyecto político y económico perteneciente al pueblo", afirmó Morales, quien desde el escenario celebró el apoyo de las clases medias y las instó a sumarle votos.
En las primeras filas, una chola con gorra de béisbol sobre su sombrero tradicional, transportistas “que hoy no trabajan porque vienen al Alto”, integrantes de las comunidades indígenas quemando coca, madera y una oveja de cartón pintado como tributo a la Pachamama y deseo de buen augurio para el presidente aymara, que tiene entre sus pares el apoyo más incondicional.
“Vamos todos, vamos otra vez, hacia el cambio que todos queremos”, cantaba un grupo de músicos su canción dedicada a Morales y a casi un millón de almas azules.
Continuidad y cambio se hicieron uno en el discurso de casi una hora que dio el mandatario. La fiesta duró mucho más. Todos aquí apuestan, en realidad, a que durará otros cinco años.
Hacia el segundo mandato
Morales eligió como su segundo a su actual vicepresidente, Álvaro García Linera. La fórmula del MAS es así una apuesta a mantener el modelo vigente, y el discurso proselitista se basó en una “profundización de la revolución en marcha”.
El más cercano rival de Morales en las urnas es el ex militar y ex gobernador de la región central de Cochabamba, Manfred Reyes Villa, quien es acompañado en la fórmula del Plan Progreso para Bolivia-Convergencia Nacional (PPB-CN) por Leopoldo Fernández, ex prefecto del departamento de Pando, quien se encuentra preso a la espera de juicio por su presunta responsabilidad en una matanza de simpatizantes oficialistas en 2008.
El tercero en las encuestas es el empresario Samuel Doria Medina, líder de la Unidad Nacional, y dueño del principal emporio cementero y de la franquicia de la cadena Burger King en Bolivia.
Sin embargo, todos los analistas coinciden en señalar que la distancia entre los dos opositores y Morales es insuperable: los últimos relevamientos dan una intención de voto de 18% a Reyes Villa, y de menos de 10% a Doria Medina.
Para muchos, la fragmentación de la oposición y la imposibilidad de embanderarse detrás de un candidato único abrió el camino para que el actual mandatario consolide sus ambiciones reeleccionistas.
Récord electoral
En 2005, Morales hizo historia en las disputas presidenciales de su país, tradicionalmente marcadas por un reparto de votos parejo en que los principales aspirantes no obtenían más del 30% cada uno.
Elegido con el 54% de los sufragios, el líder cocalero está al frente del país desde enero de 2006, cuando se convirtió en el primer mandatario indígena de la historia de Bolivia.
La nueva Constitución boliviana, aprobada a principios de 2009, dio luz verde a la figura de la reelección y el mandatario delineó su postulación para unos comicios en los que, de confirmarse las tendencias, otra vez superaría récords históricos.
Más reñida resulta, en cambio, la elección de candidatos para la cámara alta de la Asamblea Plurinacional, el flamante órgano legislativo que reemplazará al Congreso, según establece la nueva Constitución.
El oficialismo tiene por meta conseguir la mayoría absoluta en este cuerpo legislativo, de la que careció hasta hora. Lograrlo, dicen los analistas, resultaría clave para asegurase un “trámite fácil” para un centenar de leyes que tiene en carpeta, con las que se propone implementar la carta magna y profundizar su “revolución democrática”.
Cierres opositores
En tanto, los dos principales candidatos de la oposición eligieron hacer sus actos de clausura en la ciudad oriental Santa Cruz, tradicionalmente crítica del MAS.
El partido de Reyes Villa convocó a sus adherentes a la Plaza de Armas y destacó el papel de la región en la lucha por la autonomía del gobierno central.
El ex prefecto estuvo en el centro de la polémica el jueves, después de que un ministro de gobierno lo acusara de haber reservado pasajes aéreos para viajar hacia Estados Unidos al día siguiente de las elecciones.
Reyes Villa está impedido legalmente de salir de Bolivia porque tiene pendiente un proceso penal por presunto mal uso de fondos del estado durante su gestión en Cochabamba.
Voceros del candidato salieron al cruce de esta versión y el mismo Reyes lo consideró una “medida desesperada” del oficialismo por ensuciar su imagen.
“Imagínese si voy a ser el próximo presidente de Bolivia cómo es que puedo volar en esta época. Voy a estar acá, defendiendo a todos los bolivianos y bolivianas", subrayó el candidato.
Fuente: http://www.bbc.co.uk/mundo/america_latina/2009/12/091204_0558_bolivia_evo_cierre.shtml
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