lunes, octubre 27, 2008

El momento de Yehude - Carlos Castro

Subdirector La Republica
Cuando los periodistas preguntaban hace una semana a gente cercana al poder sobre los cambios ministeriales, la respuesta era: no hay apuro, García lo pensará recién a fin de año. Jorge del Castillo, el saliente premier, confiaba en que la cumbre de Apec, la solución de algunos conflictos sociales y un manejo económico anticrisis reforzarían su imagen con miras a su candidatura presidencial del 2011. Ni Alan ni su premier imaginaron que el destape de unos audios provocaría una crisis en el gobierno que cambiaría sus planes y traería abajo el gabinete.

Una semana después de los ‘petroaudios’, Yehude Simon, político que viene de la izquierda, que estuvo preso por una acusación de vínculos con el MRTA, que al dejar la cárcel se volvió un converso hasta llegar a ser jefe regional de Lambayeque y que hoy se declara de centro izquierda –o, si lo prefiere, un socialdemócrata–, es el nuevo premier.

Digamos que es una apuesta interesante la de García. Propia del pragmatismo con que se desplaza en la presidencia y que lo ha llevado a sostener –sin taparse la nariz– su alianza con el fujimorismo y la derecha. Algunos analistas ven en la designación de Yehude una cohabitación política al estilo francés en donde el presidente es de un partido y su primer ministro viene de la oposición. Le ocurrió al socialista Francois Mitterrand, que tuvo como su primer ministro al derechista Jacques Chirac, y este, más tarde, ya como presidente, al socialista Lionel Jospin. Yehude, sin embargo, más que opositor de García ha sido en los últimos tiempos un líder regional tolerante con el gobierno central.

Yehude asume el reto en tiempos difíciles. En momentos en que, para graficarlo con un ejemplo que suele comentar Humberto Campodónico, se ha terminado la fiesta de la riqueza y los pobres que esperaban participar en ella han visto –como siempre– cómo les cierran la puerta y los dejan afuera.

Yehude no tendrá respiro. Tan pronto se instale en la PCM deberá enfrentar varios conflictos sociales, y los más inmediatos son los de Moquegua y Tacna por el problema de la distribución del canon minero y el de la huelga de los médicos. Está también la crisis económica financiera internacional que golpea a la economía nacional –por más blindaje que nos prometa el presidente– ocasionando menores exportaciones, alza del dólar, subida en los precios de los alimentos, despidos en los ministerios por el recorte presupuestal, pérdidas millonarias en los fondos de los futuros pensionistas que manejan las AFP y un menor crecimiento en el 2009.

Simon llega a Palacio también cuando la desaprobación presidencial oscila entre el 80% y 90%. Una de las preguntas que surge es qué podrá hacer para contribuir a cambiar esta percepción. Hay en el país una sensación de frustración porque la riqueza, de la que tanto se habla desde el Ejecutivo, no llega hacia abajo. El 66% considera que la pobreza se ha mantenido y el 86% estima que la distribución de la riqueza es injusta. Y, sin embargo, al mando del MEF hay un ministro cuya única alternativa para enfrentar la crisis pareciera ser meter tijera a los presupuestos, de la cual no se salvan ni los programas sociales, pero que mantiene intactas las millonarias riquezas de las mineras o del gran capital. La corrupción en ciertos niveles del poder, y que los ‘petroaudios’ los han desnudado en parte, es otro de los grandes retos del líder lambayecano. ¿Será el premierato la antesala que tendrá Yehude antes de Palacio de Gobierno o acabará como Jorge del Castillo? Si ocurre lo segundo, el presidente García habrá matado a dos candidatos presidenciales, el del Apra y el del Partido Humanista Peruano, agrupación política formada por el nuevo premier. Lo sabremos en los próximos meses. Hasta el próximo domingo.

Carlos Castro
Subdirector

Cuando los periodistas preguntaban hace una semana a gente cercana al poder sobre los cambios ministeriales, la respuesta era: no hay apuro, García lo pensará recién a fin de año. Jorge del Castillo, el saliente premier, confiaba en que la cumbre de Apec, la solución de algunos conflictos sociales y un manejo económico anticrisis reforzarían su imagen con miras a su candidatura presidencial del 2011. Ni Alan ni su premier imaginaron que el destape de unos audios provocaría una crisis en el gobierno que cambiaría sus planes y traería abajo el gabinete.

Una semana después de los ‘petroaudios’, Yehude Simon, político que viene de la izquierda, que estuvo preso por una acusación de vínculos con el MRTA, que al dejar la cárcel se volvió un converso hasta llegar a ser jefe regional de Lambayeque y que hoy se declara de centro izquierda –o, si lo prefiere, un socialdemócrata–, es el nuevo premier.

Digamos que es una apuesta interesante la de García. Propia del pragmatismo con que se desplaza en la presidencia y que lo ha llevado a sostener –sin taparse la nariz– su alianza con el fujimorismo y la derecha. Algunos analistas ven en la designación de Yehude una cohabitación política al estilo francés en donde el presidente es de un partido y su primer ministro viene de la oposición. Le ocurrió al socialista Francois Mitterrand, que tuvo como su primer ministro al derechista Jacques Chirac, y este, más tarde, ya como presidente, al socialista Lionel Jospin. Yehude, sin embargo, más que opositor de García ha sido en los últimos tiempos un líder regional tolerante con el gobierno central.

Yehude asume el reto en tiempos difíciles. En momentos en que, para graficarlo con un ejemplo que suele comentar Humberto Campodónico, se ha terminado la fiesta de la riqueza y los pobres que esperaban participar en ella han visto –como siempre– cómo les cierran la puerta y los dejan afuera.

Yehude no tendrá respiro. Tan pronto se instale en la PCM deberá enfrentar varios conflictos sociales, y los más inmediatos son los de Moquegua y Tacna por el problema de la distribución del canon minero y el de la huelga de los médicos. Está también la crisis económica financiera internacional que golpea a la economía nacional –por más blindaje que nos prometa el presidente– ocasionando menores exportaciones, alza del dólar, subida en los precios de los alimentos, despidos en los ministerios por el recorte presupuestal, pérdidas millonarias en los fondos de los futuros pensionistas que manejan las AFP y un menor crecimiento en el 2009.

Simon llega a Palacio también cuando la desaprobación presidencial oscila entre el 80% y 90%. Una de las preguntas que surge es qué podrá hacer para contribuir a cambiar esta percepción. Hay en el país una sensación de frustración porque la riqueza, de la que tanto se habla desde el Ejecutivo, no llega hacia abajo. El 66% considera que la pobreza se ha mantenido y el 86% estima que la distribución de la riqueza es injusta. Y, sin embargo, al mando del MEF hay un ministro cuya única alternativa para enfrentar la crisis pareciera ser meter tijera a los presupuestos, de la cual no se salvan ni los programas sociales, pero que mantiene intactas las millonarias riquezas de las mineras o del gran capital. La corrupción en ciertos niveles del poder, y que los ‘petroaudios’ los han desnudado en parte, es otro de los grandes retos del líder lambayecano. ¿Será el premierato la antesala que tendrá Yehude antes de Palacio de Gobierno o acabará como Jorge del Castillo? Si ocurre lo segundo, el presidente García habrá matado a dos candidatos presidenciales, el del Apra y el del Partido Humanista Peruano, agrupación política formada por el nuevo premier. Lo sabremos en los próximos meses. Hasta el próximo domingo.

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