lunes, noviembre 30, 2009

Mujica: de guerrillero a presidente del Uruguay

Verónica Psetizki

Montevideo

José Mujica, presidente electo de Uruguay

A los 74 años, Mujica será el presidente de más edad en la historia de Uruguay.

José Mujica será un presidente diferente. A los 74 años de edad, Mujica, conocido popularmente como "Pepe", será el presidente de más edad en la historia de Uruguay, y de la región en la actualidad.

Su imagen y su estilo son inusuales para un primer mandatario uruguayo. A algunos les atrae, porque lo ven como un ciudadano más, como una persona "del pueblo". A otros les molesta su aspecto desaliñado y que se exprese con lenguaje callejero y en algunas ocasiones use malas palabras.

Muchas de sus declaraciones han causado revuelo, tanto en el ámbito local como internacional. En el libro Pepe Coloquios, en el que Mujica fue entrevistado por un periodista que publicó sus charlas, el entonces candidato calificó a la presidenta argentina Cristina Fernández y a su marido y ex presidente, Néstor Kirchner como "patoteros", como se conoce a una banda de matones, y dijo que los argentinos son "burros", entre otras polémicas declaraciones.

El presidente Tabaré Vázquez, del mismo partido, reaccionó con dureza hacia el candidato y calificó de estupideces sus expresiones.

Desde entonces, el candidato cuidó más sus discursos, limitó las entrevistas con la prensa y dijo durante la campaña que "tiene que aprender a callarse la boca".

Su pasado

Mujica fue uno de los principales dirigentes del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros (MLN), que durante fines de la década del 60 protagonizó una guerrilla que buscaba imponer el socialismo por la vía armada.

Estuvo preso 14 años. En una oportunidad logró huir de la cárcel en una fuga masiva pero volvió a ser capturado y, durante el gobierno militar (1973-1985), estuvo detenido en diferentes cuarteles en condiciones infrahumanas.

Junto con otros guerrilleros fue amenazado de ser ejecutado si los tupamaros cometían un atentado.

Con el regreso de la democracia, en 1985, fue liberado en el marco de una amnistía para presos políticos concedida por el gobierno.

Mujica, el político

José Mujica, presidente electo de Uruguay

Su imagen y su estilo son inusuales para un primer mandatario uruguayo.

A fines de los 80 creó -junto a otros ex integrantes del MLN- el Movimiento de Participación Popular (MPP), dentro de la coalición de partidos de izquierda, Frente Amplio. Su crecimiento fue sostenido en las elecciones subsiguientes hasta convertirse en 2005 en la fuerza más votada dentro de la izquierda.

En 1995, Mujica fue el primer dirigente histórico del MLN en ingresar a la Cámara de diputados. En las elecciones siguientes, convertido en senador, llamó la atención de todos al llegar al Palacio Legislativo en motocicleta para ocupar su banca, vehículo que continuó usando en el período siguiente, a pesar de tener a su disposición un auto oficial como Ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca.

En 2005 el presidente Tabaré Vázquez lo designó en ese cargo, en el que se mantuvo hasta 2008, cuando regresó a su banca en el Senado y lanzó su candidatura a la Presidencia.

Tras arduas negociaciones internas, Mujica recibió el apoyo de la mayoría de su partido y se convirtió en el candidato del Frente Amplio para estas elecciones, superando en las elecciones internas a la otra figura más representativa de la izquierda y favorito de Vázquez, Danilo Astori, y a un tercer candidato, Marcos Carámbula.

Mujica, el hombre (de campo)

Mujica está casado desde hace cuatro años con la senadora y también ex tupamara Lucía Topolansky, a la que conoció en su época de guerrillero y con la que lleva cuatro décadas de relación. No tienen hijos.

Topolansky, además de convertirse en primera dama, presidirá el Senado por haber sido la senadora más votada en estas elecciones. En ese cargo será la encargada de tomar juramento a su marido cuando asuma su investidura el 1º de marzo. La senadora dijo que junto a su esposo impulsará un estilo gubernamental "austero y sobrio".

Mujica no tiene título universitario y se define como chacarero (granjero) de profesión. Vive en una chacra (granja) en las afueras de Montevideo donde cultiva hortalizas y flores, "como una forma de aflojar la tensión y hacer terapia", según su esposa.

Ha dicho que seguirá viviendo allí aún siendo presidente y que cuando se retire de la actividad política quiere instalar una escuela rural en su propiedad para enseñar oficios rurales que han quedado en el olvido.


Fuente: http://www.bbc.co.uk/mundo/america_latina/2009/11/091129_2300_perfil_mujica_lf.shtml

''Pepe'' Mujica ratificó compromiso de su nuevo Gobierno con el pueblo

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El presidente electo de Uruguay,
El presidente electo de Uruguay, "Pepe" Mujica, afirmó que no existen vencedores ni vencidos en estas elecciones. (Foto: teleSUR)

Bajo un mensaje de unidad José Mujica, se dirigió al pueblo que se reunió en la Ciudad Vieja de Uruguay, para celebrar su triunfo en la segunda vuelta electoral en la que obtuvo 51,9 por ciento de los votos durante un proceso caracterizado por la afluencia de votantes y el civismo.



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El presidente electo de Uruguay, José "Pepe" Mujica dijo en su primer discurso como mandatario electo que no le dará la espalda a los problemas del pueblo y que estará junto a los uruguayos en las "horas de dolor".

Con 74,53 por ciento de los votos escrutados oficialmente, Mujica resultó ganador en la segunda vuelta electoral de este domingo con 51,5 por ciento de los sufragios. Seguido por Luis Alberto Lacalle quien obtuvo 46,2 por ciento de los sufragios y quien una vez conocidos los datos, reconoció la victoria de su contrincante del Frente Amplio.

El nuevo presidente de Uruguay, de 74 años de edad, destacó que ésta no es la hora de los discursos programáticos. "Estamos contentos, se multiplica el compromiso, viva la alegría, viva la esperanza, viva el compromiso y recuerda pasará el tiempo y ahora es tiempo de compromiso y tú (el pueblo ) tendrás que reponer lo que hay acá y sacarás de tus entrañas lo que más te represente y lo pondrás acá todo".

Mujica reconoció a sus rivales de los partidos Nacional e Independiente por su participación en las dos vueltas electorales y agradeció especialmente al presidente saliente, Tabaré Vázquez, porque gracias al éxito y continuidad de sus políticas pudo llegar al poder.

"Sabés una cosa pueblo, es el mundo al revés, en el estrado tendrías que estar vos y nosotros aplaudiendo (...) esta batalla la dieron ustedes", manifestó a la multitud que lo acompañaba.

En estas elecciones no hay "ni vencidos ni vencedores", porque la contienda ganadora, "los precisa a todos", remarcó Mujica.

A la multitud presente que escuchó su discurso, les dijo, "si ustedes tienen alegría, no cometan el error de ofender a los que optaron por la otra opción,(porque) mañana la patria continua".

El nuevo jefe de Estado de Uruguay recordó que el cargo de Presidente es transitorio porque lo permanente es el pueblo. " Ay de aquellos que se creen que el poder está arriba y no se dan cuenta que el poder está en el corazón de las grandes masas".

Por su parte, Danilo Astori compañero de fórmula del electo presidente de Uruguay, hizo un llamado este domingo a los uruguayos para que sigan gobernando junto al Frente Amplio para continuar así trabajando por el proyecto nacional , "sin ustedes no podemos hacer el Gobierno que queremos", dijo.

Hizo un llamado a todos los partidos para que participen en la solución de los problemas nacionales y destacó la labor de Gobierno del actual presidente Tabaré Vazquez.

Este domingo más de dos millones de electores acudieron a las urnas en la segunda vuelta para definir al nuevo Presidente del país.

teleSUR - ld-YR

Fuente: http://telesurtv.net/noticias/secciones/nota/62704-NN/pepe-mujica-ratifico-compromiso-de-su-nuevo-gobierno-con-el-pueblo/

Simon volvió al penal donde cumplió condena

0:05 | El ex primer ministro visitó la prisión donde pasó casi una década de encierro acusado de apología al terrorismo

Yehude Simon Munaro visitó el penal Castro Castro, donde pasó 8 años y medio preso acusado por apología al terrorismo. Fue inevitable que el ex primer ministro del actual Gobierno, recordara los duros momentos que le tocó vivir en ese lugar.

El también ex presidente regional de Lambayeque confesó que hasta recuerda el número de peldaños que tenía que subir para llegar a la pequeña celda de 2×2 que le asignaron.

Confesó, además, que para no volverse loco y luchar contra la soledad tuvo que inventarse amigos. Uno de estos fue un gusano que encontró en un choclo al que bautizó como Aristóteles.

El reconocido político ofreció estas declaraciones en un reportaje que le realizó el programa “Día D” a propósito de su próxima candidatura a la presidente de la República.



Fuente: http://elcomercio.pe/noticia/375404/simon-volvio-al-penal-donde-cumplio-condena

jueves, noviembre 26, 2009

Partido Humanista anuncia respaldo a Gran Marcha por el Perú de este viernes 27 de Nov.

  • Líder del Partido Humanista y ex jefe del Gabinete, Yehude Simon. Foto. ANDINA/Stephanie Zollner
    Líder del Partido Humanista y ex jefe del Gabinete, Yehude Simon. Foto. ANDINA/Stephanie Zollner
  • Lima, nov. 25 (ANDINA).- El Partido Humanista Peruano, que lidera el ex presidente del Consejo de Ministros Yehude Simon, apoya y participará en la Gran Marcha por el Perú, que se llevará a cabo este viernes con el propósito de reafirmar la vocación pacífica del Perú.

    Consideró que se trata de un acto importante al que deben asistir todos los peruanos que así lo quieran, al margen de cualquier consideración política, ya que la marcha es por el Perú.

    Remarcó que una muestra de apoyo a esta medida es la decisión de su partido de cancelar las actividades públicas que sus militantes iban a realizar también este vienes, para recibir las credenciales del Jurado Nacional de Elecciones (JNE) que resolvió inscribir a la agrupación política que lidera en el registro de partidos.

    Dijo que habían coordinado la llegada de delegaciones del interior del país, pero por la importancia de esta marcha decidieron cambiar las celebraciones para el 5 de diciembre próximo.

    “Ese día tendremos una reunión de trabajo con una 400 a 500 personas que vendrán de distintas partes del país”, anotó.

    De otro lado, respecto a la decisión de la CGTP de no participar en esta actividad, Simon comentó que están en su derecho.

    La concentración para la Gran Marcha por el Perú fue anunciada esta semana por las ministras de Trabajo y Promoción del Empleo, Manuela García; de la Producción, Mercedes Aráoz; y de la Mujer y Desarrollo Social, Nidia Vílchez.

    A nivel nacional, la movilización se realizará el viernes 27 desde las 3 y 30 de la tarde y culminará con el izamiento del Pabellón Nacional y el Himno Nacional.

    En Lima, la concentración será en la primera cuadra del Paseo de la República, luego se desplazarán al Óvalo Grau y terminará en Plaza Bolognesi



Fuente: http://www.andina.com.pe/Espanol/Noticia.aspx?id=W3qrnAZBTFA=

sábado, noviembre 21, 2009

'Construir un socialismo humanizado recogiendo lo mejor del capitalismo' - Carta de Yehude Simon desde China a los militantes del PHP.

DESDE EL ASIA: DESDE LA CHINA

QUERIDOS HERMANOS Y COMPAÑEROS:


Quiero empezar diciéndoles que los extraño y mucho. Que a pesar de los tiempos y la distancia que nos separa, mientras aprendía de este impresionante pueblo, de su partido y de sus autoridades, no dejaba de pensar la tarea que tenemos ahora, no mañana, con el nuestro y con la patria. Tarea inmensa y compleja de cada uno de nosotros, en función no solo de nuestras capacidades, sino en la fe de nuestro proyecto, en lo que buscamos para el país. No solo si somos gobierno sino igualmente si no lo somos. Pues, la tarea que tenemos entre manos va más allá del proceso electoral, siendo este fundamental para nuestro crecimiento como Partido y como personas.


El Partido Comunista Chino y su gobierno nos ha tratado con gran cariño y demostrado un inmenso respeto por nuestro Partido y lo que hoy en día representamos. Los compañeros militantes que me acompañaron, son testigos de ello. En sus ojos y corazón, no lo dudo, ha quedado marcada por siempre esta experiencia que les servirá para fortalecer su mística humanista y estudiar, trabajar y construir país y personalidad.


Han sido interminables jornadas de trabajo y muy poco o ningún descanso, pero bien valió la pena. Somos los grandes privilegiados que entraron en el seno mismo del proceso chino y me satisface inmensamente de saber que nuestra propuesta ya de muchos anos, desde mi salida de prisión, tenía su realidad en el país más poblado del mundo -mil trescientos millones de habitantes-. “No interesa el color del gato, sea pardo, negro, blanco, lo importante es que cace los ratas”, te lo repiten una y otra vez los jóvenes y adultos de este socialismo innovador que tiene como su fundamental mentor a Deng Xiaoping, el mismo que fue odiado por Sendero. Este hombre se enfrentó a la banda de los cuatro y en la revolución cultural china cayó en desgracia. Este hombre se levantó de la tumba tres veces y resucitó el socialismo chino con mucha valentía y coraje. Es un socialismo propio de su realidad. No importa cómo lo llames, lo importante es cumplir los objetivos de eliminar pobreza y hacer crecer al país. Hombres, mujeres, profesionales de todos los sectores, intelectuales, obreros y campesinos, jóvenes, todos reconocen a Deng como el gran impulsor de esta nación. La apertura de China al mundo se desarrolló con la instauración de una economía de libre mercado socialista. De esta manera, ellos construían un socialismo propiamente chino y ello les ha permitido una extraordinaria renovación. China no para, trabaja día y noche, noche y día. Algunos de ustedes, en especial los jóvenes serán invitados muy pronto. Aquí hago un aparte para trasmitirles que el Partido Comunista Chino tendrá, a partir de este acercamiento, relaciones con el nuestro y ese es un gran logro. La relación es de respeto mutuo y colaboración en los campos que se crean necesarios. China no ha resuelto todos sus problemas, pero su avance es indetenible, tiene las metas claras. Poseen mucha planificación. Economía planificada y libre mercado. Nadie los saca de su camino. Voy a profundizar a Deng Xiaoping y los invito a que hagan lo mismo, es un hombre a imitar y superar. Mao, no pierde su papel. Es importante que digan abiertamente que, si bien es el gran forjador de la república China, cometió serios errores; pero, el pueblo Chino lo tiene en su pedestal. Lo entiendo porque había que transformar la China y él lo hizo.


Ahora, lo importante somos nosotros como país y Partido. No estamos equivocados en nuestra línea y pensamiento. Tenemos la fortaleza de saber que nuestro camino es el correcto: construir un socialismo humanizado recogiendo lo mejor del capitalismo. Nuestras capas medias, mayoritarias en el país serán las grandes beneficiadas. Los ricos son pocos y tienen su legítimo espacio, los respetamos y necesitamos para crear más riqueza que no solo debe beneficiarlos a ellos, sino igualmente a la patria.

A los pobres tenemos la responsabilidad de atenderlos en lo principal: educación, salud y trabajo. El sostén de todo esto serán: las clases medias identificadas en las micro, pequeñas y medianas empresas. Los agricultores, los maestros, los policías, el ejército, los discapacitados y todos los jóvenes.


Preparémonos para recibir a lo grande nuestra credencial de Partido, ojalá dos mil o tres mil de los nuestros nos acompañen para ese acontecimiento. Sería un regalo lindo no solo para mí, sino para nuestro pueblo. Quiero verlos y estrecharlos en un gran abrazo. Somos la gran familia que tiene el reto de cambiar la historia y para ello todos somos necesarios.


Un último aspecto y ya repetitivo: cuándo aprenderán algunos compañeros a ser más solidarios y dejar de pelearse públicamente. Esto lo venimos repitiendo constantemente y por lo que veo es una enfermedad incurable, salvo que hagamos una operación con los riesgos que ello significa para el operado. Nuestro Partido es democrático y acepta el debate, pero en términos de respeto y cero calificativos. Me sorprende Chiclayo: Suspender el proceso electoral por las razones expuestas del JNE no significa desconocer los acuerdos asumidos en su Congreso. Pero, estando en lo correcto los compañeros que defienden esa posición, que igualmente es la mía, no significa despotricar y cargar de calificativos a compañeros que siempre serán valiosos e importantes para el Partido. A madurar todos, que nuestro pueblo necesita la mejor de nuestras energías. Olviden los subjetivismos que tanto daño hacen a la política.

Un hasta pronto, ya en Lima.

Yehude Simon Munaro.

martes, noviembre 17, 2009

Suspender relaciones con Chile - Yehude Simon lider del Partido Humanista Peruano

El ex jefe del Gabinete consideró que Chile sería el más afectado con esta suspensión. En tanto, opinó que el espía peruano debe ser juzgado en el fuero militar.


El ex jefe del Gabinete Yehude Simon consideró que el Perú debería suspender sus relaciones con Chile, tras destaparse la existencia de una red de espionaje encabezada por el suboficial FAP Víctor Ariza, quien actuaba en coordinación con supuestos contactos militares en Santiago.

"Chile ha sido infraterno con el Perú, muy infranterno, mientras los peruanos han mantenido la calma, el deseo de una sola América. Esto fractura la unidad de América Latina, y este comportamiento ha sido poco ético, repudiable desde todo punto de vista", señaló en RPP.

"Apoyo lo que plantea el presidente de la República, pero creo que tenemos que ser mucho más fuertes, mucho más firmes. El Perú debería suspender sus relaciones con Chile hasta que todo esto quede completamente aclarado. No podemos dar un paso menos drástico que este. No significa romper relaciones, significa suspender", agregó.

Al respecto, Simon Munaro consideró que el país más afectado en el terreno comercial por esta suspensión de relaciones sería Chile. "Quien más preocupados deben ser son ellos", apuntó.

Por otro lado, ex el jefe del Gabinete opinó que el espía Víctor Ariza y sus cómplices deben ser juzgados en el fuero militar. Al respecto, lamentó que no se aplique la pena de muerte para los traidores a la patria.

"Es lamentable que Perú ocupe la primera páginas del mundo con traidores. Esto es grave porque no es un chileno el que ha hecho el espionaje, sino un peruano, y no es un civil, es un militar. Es una vergüenza, y por eso sostengo que este señor y sus cómplices deben ser juzgados en el fuero militar", refirió.

"Siempre he planteado que el fuero militar tiene que respetar el fuero civil, y ahora sostengo con fuerza que el fuero civil debe respetar el fuero militar. Debe de aplicarse todo el peso de la ley. Es una pena que no haya pena de muerte para traidores a la patria. Yo creo que debe castigarse con el peor de los castigos a esta persona que le ha hecho tanto daño no solamente a su familia, sino al país en su conjunto y a la dignidad de los peruanos", añadió.



Fuente: http://www.rpp.com.pe/2009-11-17-yehude-simon-peru-deberia-suspender-sus-relaciones-con-chile-noticia_223030.html

Yehude Simon: Perú debería suspender sus relaciones con Chile

El ex jefe del Gabinete consideró que Chile sería el más afectado con esta suspensión. En tanto, opinó que el espía peruano debe ser juzgado en el fuero militar.


El ex jefe del Gabinete Yehude Simon consideró que el Perú debería suspender sus relaciones con Chile, tras destaparse la existencia de una red de espionaje encabezada por el suboficial FAP Víctor Ariza, quien actuaba en coordinación con supuestos... Leer más

lunes, noviembre 16, 2009

Yehude Simon pide a peruanos permanecer muy unidos ante caso de espionaje en agravio del Perú

Yehude Simon, líder del Partido Humanista Peruano
Yehude Simon, líder del Partido Humanista Peruano
  • Lima, nov. 15 (ANDINA).- El ex presidente del Consejo de Ministros, Yehude Simon, hizo hoy un llamado a la unidad de todos los peruanos para hacer frente “al momento más difícil” que le toca vivir al país frente a la denuncia de espionaje en agravio del país que involucra a un sub oficial de la Fuerza Aérea del Perú.


    “Es la hora más difícil para el Perú, por lo tanto debemos estar todos más unidos, muchísimos más unidos”, subrayó Simon Munaro en declaraciones a CPN Radio.

    Remarcó la necesidad de pasar de la pasividad a una acción mucho más fuerte, que incluye la aplicación de todo el peso de la ley contra el sub oficial Víctor Ariza Mendoza (acusado de espionaje) porque no solo se ha traicionado a todos los peruanos sino que se ha puesto en peligro la soberanía del país.

    “Primero creo que el caso del espía debe pasar al fuero militar y hacer las investigaciones que corresponda y aplicarle todo el peso de la ley de acuerdo a la Constitución del Estado”, manifestó.

    Simon dijo que el Perú debe ver en Chile a un rival que quiere aprovecharse y desacreditar el magnífico trabajo que realiza Torre Tagle al haber iniciado la denuncia ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya sobre el diferendo de la frontera marítima entre ambos países.

    Insistió en la necesidad de modernizar a las fuerzas armadas peruanas y ser firmes en las respuestas que ofrezcan las autoridades peruanas frente a lo que llamo "los insultos que provienen de Chile".

    Para Simon Munaro es necesario suspender momentáneamente las relaciones diplomáticas con Chile hasta que se esclarezca esta denuncia sobre espionaje.

    “Por un poco de dignidad y autoestima debemos suspender las relaciones con Chile hasta que esto sea aclarado. Hay que estar alertas y despertar”, insistió Simon.

    Se inclinó a favor de que el Perú continúe con su campaña contra el armamentismo y a favor de un pacto de no agresión en Suramérica, pero suspendiendo particularmente el viaje que tenía programado realizar a Chile la comisión encabezada por la ministra de la Producción, Mercedes Aráoz.

    (FIN) LIT /RRR



  • Fuente: http://www.andina.com.pe/Espanol/Noticia.aspx?id=mSblrBDKqLs=

    miércoles, noviembre 11, 2009

    La derrota del comunismo - Antonio Zapata

    Por: Antonio Zapata

    Junto con la división de Izquierda Unida en el Perú y sus primeras derrotas electorales, veinte años atrás se produjo la caída del muro de Berlín. Como hecho ha sido muy celebrado en los últimos días, aunque me temo que poco analizado. Los liberales se han regocijado y los reaccionarios de todos los países han tenido fiesta. Pero, las preguntas que suscita siguen en pie. ¿Por qué triunfó el comunismo? ¿Cuáles fueron sus características principales? ¿Qué consecuencias tiene su derrumbe?

    El bolchevismo se impuso en Rusia en 1917 gracias a la enorme crisis abierta por la Primera Guerra Mundial. Era un país atrasado y sin tradición democrática; su clase obrera era diminuta y las mayorías eran campesinas. Por su parte, el partido era pequeño y bien organizado; una maquinaria para la pelea política, afilada y decidida. Cuando tuvieron oportunidad, asaltaron el poder en el sentido estricto de la palabra. Las consecuencias de estos hechos fueron trascendentales. Rusia no era democrática, sino una monarquía autocrática. Al haber capturado el Estado, los bolcheviques reprodujeron su naturaleza. En consecuencia, construyeron un poder omnímodo.

    Por su parte, los comunistas rusos quedaron aislados. No los siguió ninguna revolución en Europa Occidental. Tuvieron que luchar contra todo el mundo; al sobrevivir, se volvieron muy soberbios. Estas tensiones reconcentraron tanto al bolchevismo como a la III Internacional, que fue su emanación a nivel mundial. Los cuadros escogieron a Stalin como su representante, eliminando así versiones del marxismo más abiertas y creativas, como la liderada por Trotski, como también la corriente de Bujarin, que sufrió la misma suerte. El comunismo se depuró hasta volverse tan rígido como era el viejo zarismo.

    Por su parte, en la URSS el partido era el vehículo para el acceso a la riqueza. Las empresas rusas eran públicas y no se privatizaron. Pero, el partido manejaba el Estado en forma totalitaria. Por ello, sólo a través del partido único, un individuo podía acceder al disfrute de comodidades superiores a los demás. Ya no eran solamente cuadros súper ideologizados, ahora también compartían intereses materiales.

    Después de la Segunda Guerra Mundial y su resultado positivo para la alianza de las democracias occidentales con la URSS, sobrevino una expansión sin precedentes del poder soviético. El Ejército Rojo llevó el socialismo a Europa Oriental y esos Estados nacieron y murieron en función a Rusia. Sus pueblos no participaron y cuando quisieron tomar sus asuntos en sus manos fueron reprimidos por los tanques soviéticos. La China fue otro asunto. Ahí, los comunistas locales fueron autónomos y pronto se pelearon con la URSS, fraccionando el movimiento comunista internacional. Con ello, perdió su antigua fuerza basada en el monolitismo.

    Había surgido un nuevo régimen social: la burocracia que formaba los partidos y a través de ello accedía a los recursos de los países socialistas. La realidad de Europa Oriental era triste. Ciertamente más atrasada que la Occidental, su población quería huir porque encima había unos mandones que impedían pensar y expresarse con libertad. Cuando la gente logró rebasar esas compuertas, el socialismo real se vino abajo y hoy no inspira nostalgia alguna. Se extraña la pasión revolucionaria. Pero ella había desaparecido bajo la tonelada de intereses de la burocracia soviética. Ahora, esa ilusión viene encontrando nuevos cauces, esperemos que sean libres y abiertos, a diferencia del viejo catecismo comunista.



    Fuente: http://www.larepublica.pe/sucedio/11/11/2009/la-derrota-del-comunismo

    lunes, noviembre 09, 2009

    "No son pocos, aunque seguramente no mayoría, quienes hoy añoran aquellos tiempos de la antigua RDA" Entrevista a Miguel Candel

    9 de noviembre de 1989, 20 años después: entrevista al filósofo Miguel Candel sobre el muro de Berlín



    Filósofo de una pieza, profesor expulsado de la Universidad el año de la muerte del dictador golpista, catedrático de griego, traductor de Aristóteles, Marx, Gramsci y Searle, ensayista lúcido, autor de dos magníficos libros injustamente olvidados (El nacimiento de la eternidad, Idea Bokks, Barcelona, 2002, y Metafísica de cercanías, Montesinos, Barcelona), actual profesor en la Facultad de Filosofía de la UB, Miguel Candel es, en opinión de alguien que se considera amigo y discípulo suyo, uno de los más grandes luchadores y pensadores que ha generado el movimiento comunista catalán en estos últimos cuarenta años.

    *

    Finalizada segunda guerra mundial, derrotada la Alemania nazi por las fuerzas aliadas, con la destacada participación del Ejército Rojo y la resistencia comunista, ¿cómo se organizó la estructura política de Alemania bajo la ocupación?

    No soy historiador y no conozco los detalles, pero sabemos que el país fue dividido en cuatro zonas de ocupación, controladas respectivamente por la URSS, los Estados Unidos, el Reino Unido y Francia. La capital, Berlín, fue sometida a una división semejante. No existía gobierno alemán, sino únicamente una administración militar cuatripartita formada por los aliados vencedores. Recuerdo una película de la época, titulada en castellano Cuatro en un jeep, en referencia a unas patrullas mixtas formadas por cuatro soldados, uno de cada país ocupante, que circulaban por Berlín; la película, si no recuerdo mal, apuntaba ya a la guerra fría, contraponiendo la “libertad” de que supuestamente gozaban los soldados occidentales con el régimen dictatorial al que estaba sometido su camarada soviético.

    En referencia a la resistencia interna comunista, aunque parece que la represión nazi consiguió reducirla a la mínima expresión, existió, pero su papel ha sido minimizado o ignorado por la historiografía occidental.

    Poco tiempo después, Alemania quedaba dividida en dos Estados, la RFA y la RDA. ¿Por qué? ¿Cómo surgió la división?

    Fue fruto de la guerra fría. Occidente decidió establecer una punta de lanza frente al bloque socialista y apadrinó la constitución de la República Federal de Alemania (RFA) en las zonas de ocupación occidentales. En respuesta, y sólo en respuesta a eso, que era una violación de los acuerdos de Yalta y Potsdam, la URSS apadrinó la creación de la República Democrática Alemana (RDA) en su propia zona de ocupación. La inclusión de Berlín occidental en la RFA motivó el bloqueo terrestre de la capital alemana por los soviéticos, a lo que los aliados occidentales respondieron con el célebre “puente aéreo” que abasteció a Berlín occidental por aire durante unas semanas de gran tensión en que el conflicto armado abierto se mascaba en el ambiente. Se sabe que Occidente esperaba (de hecho, deseaba) que los soviéticos derribaran algún avión del puente aéreo para servirse de ello como pretexto para desencadenar un ataque militar sobre la zona soviética que podría haber desembocado en un ataque nuclear contra la Unión Soviética misma.

    Hay que decir, de pasada, que la idea de dividir Alemania en zonas de ocupación (y, por supuesto, la de dividirla luego en dos estados) no partió de los soviéticos, sino de Occidente. Stalin había propuesto, inútilmente, en Yalta que Alemania se mantuviera unida aunque, eso sí, totalmente desmilitarizada, como un estado tampón entre Europa occidental y Europa oriental.

    El muro fue construido posteriormente. ¿Por qué se planificó su construcción? ¿Qué se quería conseguir con su levantamiento?

    No fue una solución políticamente muy hábil, que digamos, pero respondía a la necesidad de poner freno, entre otras cosas, a la sangría constante de cuadros profesionales que sufría la RDA como efecto de la política de captación sistemática realizada por la RFA. La RDA formaba, por ejemplo, con cargo a su erario, médicos de gran preparación profesional que luego pasaban a engrosar los cuadros médicos de la RFA sin que ésta hubiera tenido que invertir un céntimo en su formación. El argumento oficial de la RDA de que era una medida defensiva para evitar una agresión occidental no es más que un pretexto, bastante ridículo en la era de la aviación y de las armas balísticas. Incluso en caso de ataque terrestre, el muro de poco hubiera servido contra una columna blindada y unos cuantos bulldozers…

    Durante sus años de existencia, ¿fueron muchos los ciudadanos alemanes represaliados y perseguidos, incluso muertos, al intentar saltar el muro? ¿Por qué los ciudadanos alemanes no podían pasar libremente a la otra Alemania?

    No conozco cifras, pero tengo entendido que las víctimas mortales en la RDA no fueron muy numerosas. Represaliados, en general, sí parece evidente que los hubo en gran número. El hecho de no poder salir del país ya era, en sí mismo, una forma de represión, que obedecía básicamente al fenómeno que menciono en respuesta a la pregunta anterior. En lugar de la prohibición indiscriminada se podría haber optado por una fórmula que sí se adoptó más tarde en algunos países del bloque socialista: condicionar el permiso de salida de las personas con estudios superiores o profesionales especializados al depósito de una fianza por el importe aproximado de la formación recibida.

    Durante sus más de 40 años de existencia, ¿cómo valoras la organización política de la RDA? ¿Era ese estado oscuro, opresor, policial que se nos ha contado, que se nos cuenta con insistencia nada inocente e ideológicamente muy marcada?

    Me da la impresión, por lo que he leído y lo que vi en mi visita a la RDA en 1983, que la verdad se encuentra a medio camino entre los cuentos de terror occidentales y los cuentos de hadas orientales. Lo cierto es que no son pocos, aunque seguramente no mayoría, quienes hoy añoran aquellos tiempos en el territorio de la antigua RDA. Creo que la película Goodbye, Lenin da una imagen bastante fiel de aquella realidad, con todas sus luces y sus sombras.

    ¿Cómo se produjo la caída del muro? ¿Había un fuerte apoyo popular para su destrucción?

    Yo diría que sí. Pero no hay que olvidar que las protestas que iniciaron el proceso tenían un carácter más bien de crítica dentro del sistema (invocando la “perestroika” gorbachoviana, por ejemplo) y que luego, gracias, probablemente, a las “ayuditas” del otro lado, se convirtieron en una revuelta contra el sistema. Pero la destrucción del muro fue en realidad fruto de una decisión bastante alocada tomada por el gobierno de la RDA de aquel momento con la esperanza de apaciguar los ánimos y sin prever que Helmut Köhl, el canciller de la RFA, jugaría con tanta habilidad la carta de la reunificación. Ahora bien, lo que propició realmente el consenso en torno a la reunificación no fue la caída del muro en sí, sino la “compra” de las conciencias de los ciudadanos de la RDA con la famosa medida del cambio de marcos orientales por marcos occidentales a razón de uno por uno (con la consiguiente inflación, que está en la raíz de todas las dificultades económicas que viene arrastrando desde entonces la RFA unificada).

    ¿Por qué las autoridades alemanas de la RDA no resistieron más y no hicieron casi nada para evitar la digamos unificación, con clara dominación occidental, de los dos estados?

    Porque eran mucho menos perversas y mucho más estúpidas de lo que se decía en Occidente. Aunque tampoco hay que olvidar la real perversión de aquellos que ya no creían en los ideales que decían defender y que vieron una ocasión de oro (nunca mejor dicho) para medrar vendiéndose al enemigo.

    En tu opinión, ¿la caída del Muro de Berlín significa la derrota del comunismo? ¿Surge con su caída, como también se afirma y se ha afirmado con insistencia, el reino de la Libertad?

    Significa, indudablemente, la derrota de una forma degenerada de socialismo autoritario que no es deseable que vuelva jamás. Pero también la muerte prematura de unas esperanzas de reforma democrática del socialismo que latían en aquellas sociedades y que la torpeza, tanto de la vieja guardia como de los aperturistas à la Gorbachov, frustraron para mucho tiempo.

    ¿Sabes qué opiniones tiene actualmente la ciudadanía alemana del Este sobre ese período de su Historia reciente?

    No conozco encuestas al respecto, pero hay indicios de que la visión retrospectiva que albergan amplias capas no es tan negativa como se nos quiere hacer creer. El comportamiento electoral de los Länder orientales es uno de esos indicios.

    ¿Por qué crees que hubo tantas críticas al levantamiento del muro en Berlín y, en cambio, apenas las hay sobre el muro levantado por el Estado racista de Israel?

    Respondo con otra pregunta: ¿quiénes controlan los medios de comunicación de alcance planetario y de qué color son los gobiernos de más de medio mundo?

      Rebelión ha publicado este artículo a petición expresa del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

    http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/2.5/es/

    El triunfo de la libertad. La caida del Muro de Berlin

    REPORTAJE: EL DÍA QUE CAMBIÓ EL MUNDO

    El ex canciller, figura clave en la unificación de Alemania, cuenta en este texto los pasos dados para lograr la unidad de su país, un camino que siempre vio en paralelo al de la unidad europea

    HELMUT KOHL 08/11/2009

    El 9 de noviembre de 1989 cayó el muro de Berlín. Habían pasado más de cuatro decenios desde del comienzo de la guerra fría y 28 años desde el momento de su construcción.

    De entre nuestros aliados europeos, sólo uno estuvo desde el principio a favor de la unidad: Felipe González

    Me gusta citar a Bismarck: "Cuando el manto de Dios pasa por la historia, hay que saltar y agarrarse a él"

    En los años setenta, una mayoría de la clase política alemana ya había renunciado a la idea de unificar su país

    Gorbachov pagó un alto precio por su línea pacífica. Los alemanes jamás podremos estarle bastante agradecidos

    Yo seguí la lógica de Konrad Adenauer. Quería una Alemania libre y unida en una Europa libre y unida

    Durante décadas, el muro de Berlín no sólo desgarró familias, una ciudad y un país en dos partes, lo que ya es bastante malo. También era un símbolo de la guerra fría. Representaba la división de Berlín, de nuestro país, de Europa y del mundo en una parte libre y en una no libre.

    Finalmente, el muro cayó de forma completamente pacífica, sin un tiro, sin derramamiento de sangre. Fue como un milagro. La protesta pacífica de las personas de la República Democrática Alemana (RDA) había ido cobrando impulso de forma lenta, pero continuada, a lo largo de los meses; y finalmente, era ya incontenible. El obstinado régimen del Partido Socialista Unificado (SED) de la RDA, que hasta el último momento había rechazado reformas fundamentales, fracasó por la voluntad de libertad de las personas, tal como Konrad Adenauer, el primer canciller de la República Federal de Alemania (RFA), había pronosticado hacía 40 años.

    Después de la caída del muro, en noviembre de 1989, no iba a transcurrir ni siquiera un año hasta que alcanzáramos la reunificación en paz y libertad, con la aprobación de nuestros socios y aliados en el mundo. El 3 de octubre de 1990 pudimos celebrar el día de la unidad alemana. Fue un triunfo de la libertad.

    Por tanto, el 20º aniversario de la caída del muro es para nosotros, los alemanes, sobre todo un día de gran alegría y gratitud. Al mismo tiempo, también representa para nosotros una fecha importante para tomar conciencia del contexto histórico en el que cayó el muro y en el que posteriormente se produjo la unidad alemana. Porque ni la caída del muro ni la reunificación son acontecimientos inevitables de la historia, que se dieron de ese modo, sin más.

    Antes bien, la caída del muro y la reunificación son el resultado de un permanente y difícil acto de equilibrio político que se remontaba a 1945-1949 y que siempre fue extremadamente discutido. Era el constante equilibrio entre el distanciamiento y el acercamiento. Por un lado, se trataba de mantener abierta la cuestión alemana. Por otro, se trataba de construir, en la medida de lo posible y sin renunciar a las propias posiciones fundamentales, unas "relaciones normales" entre la República Federal de Alemania y la RDA, de facilitar la vida a las personas de la parte oriental de nuestro país y de contrarrestar el extrañamiento entre los alemanes del Este y del Oeste.

    Yo jamás dudé de que el muro caería en algún momento y de que Alemania volvería a unirse. Pero siempre fue una pregunta abierta cómo y cuándo ocurriría esto. Durante largo tiempo ni siquiera supe si esto sucedería mientras viviera. Siempre estuvo claro que para que eso ocurriera debían concurrir muchas cosas; tal como sucedió durante los años 1989 y 1990. No sólo la voluntad de libertad de las personas de la RDA; no sólo la glásnost y la perestroika; no sólo la política de distensión entre Oriente y Occidente; no sólo el presidente de EE UU, George Bush; no sólo el secretario general soviético, Mijaíl Gorbachov; no sólo el canciller alemán: nadie se habría bastado por sí solo para llevar a cabo la caída del muro y la reunificación. Se requería más bien una feliz -me gustaría decir histórica- constelación de personas y acontecimientos.

    También forma parte de la conciencia histórica saber que con la caída del muro aún no se había conquistado la unidad. Al contrario, nada estaba aún decidido el 9 de noviembre de 1989. Es cierto que se había abierto una rendija en una puerta, pero nada estaba decidido todavía en el día en que cayó el muro. La reunificación de nuestro país era más bien una lucha de poder político en torno al statu quo europeo y a los intereses de seguridad en el Este y el Oeste. Hasta el último momento, fue un acto de equilibrio en el campo de tensión de la guerra fría.

    Para describir la situación en la que yo me encontraba entonces me gusta citar a Otto von Bismarck, porque no hay una imagen mejor: "Cuando el manto de Dios pasa por la historia, hay que saltar y agarrarse a él".

    Para eso tienen que darse tres requisitos: en primer lugar, hay que tener la visión de que se trata del manto de Dios. En segundo lugar, debe sentirse el momento histórico; y en tercer lugar, hay que saltar y (querer) agarrarse a él. Para esto no sólo se requiere valor. Se trata más bien de valor e inteligencia. Porque en la política no se puede actuar como el general Zieten, que decidió batallas a favor de Federico el Grande de Prusia irrumpiendo desde el bosque y arrollando al enemigo en un ataque por sorpresa; eso no es ningún modelo para la política.

    La política requiere sentido de lo factible, y también sentido para saber lo que es tolerable para los demás. Esto se aplicaba en especial a la cuestión alemana, y de forma muy singular a la época posterior a la caída del muro. El proceso de unificación política era sensible en extremo, porque nosotros, los alemanes, no estábamos solos en el mundo. En el momento en que la unificación parecía al alcance de la mano, hablar en defensa de la unidad alemana o embarcarse en discursos nacionalistas hubiera sido perjudicial en alto grado para la causa de los alemanes. Interiormente yo estaba, especialmente tras la caída del muro, mucho más adentrado en el camino de la unidad de lo que podía manifestar externamente.

    Un ejemplo especialmente pertinente de lo que digo es mi programa de diez puntos, que presenté en solitario -es decir, sin someterlo a consulta alguna en el ámbito de la política nacional o internacional- en el Bundestag dos semanas y media después de la caída del muro, el 28 de noviembre de 1989. Como objetivo, en el punto décimo mencionaba expresamente la recuperación de la unidad estatal de Alemania, pero renunciaba conscientemente a fijar sus plazos. Con la hoja de ruta expuesta en diez puntos tomé la iniciativa en el camino hacia la unidad alemana y marqué inequívocamente la dirección. Esto era entonces lo máximo a lo que podía atreverme. Las reacciones lo volvieron a dejar claro.

    (...) Yo siempre había trabajado en el sentido de una reunificación de mi país. Mi más profunda convicción era que teníamos que dejar abierta la cuestión alemana hasta que llegara el momento. A este respecto siempre me he visto en la continuidad de Konrad Adenauer. El primer canciller de la República Federal de Alemania marcó los cambios de aguja decisivos en la cuestión alemana. Desde el principio, Adenauer tenía un rumbo claro. Tras la Segunda Guerra Mundial, quería devolver a Alemania a la comunidad de los pueblos libres, quería una Europa libre y unida con una Alemania libre y unida. Estaba claramente al lado del Occidente libre, no deambulaba entre Occidente y Oriente. Para él, la integración de la República Federal en el Occidente libre y la vinculación a EE UU eran inequívocamente prioritarias a la reunificación alemana, que jamás perdió de vista tampoco.

    Así, el 5 de mayo de 1955, día en el que las potencias occidentales declararon la soberanía de la República Federal, en el que la República Federal entró en la Unión Europea Occidental y en el que fue aceptada en la OTAN, Konrad Adenauer proclamó: "Vosotros nos pertenecéis, nosotros os pertenecemos. Siempre podéis confiar en nosotros, porque junto con el mundo libre no tendremos descanso ni pausa hasta que también vosotros hayáis reconquistado los derechos humanos y estéis pacíficamente unidos con nosotros en el mismo Estado".

    También defendió obstinadamente que se reservara en exclusiva a la República Federal el derecho de representación de Alemania. Hoy hay a quien esto le parece una obviedad; pero en los inestables años posteriores a la Segunda Guerra Mundial era extremadamente incierto.

    (...) La brutal represión del levantamiento popular de la RDA el 17 de junio de 1953 por las tropas soviéticas reafirmó a Konrad Adenauer en la idea de que no había una alternativa responsable a la integración en Occidente. Fue correcto que, en respuesta a la Nota de Stalin de marzo de 1952, los aliados occidentales, de acuerdo con el canciller federal, exigieran elecciones libres en toda Alemania como requisito para dar pasos ulteriores, pues la condición de Stalin era una Alemania neutral. Adenauer partía, con razón, de que una Alemania neutral crearía un vacío de poder en Europa que llenaría la Unión Soviética. El hecho de que durante su periodo de gobierno lograra, a pesar de todo, que en 1955 los últimos prisioneros de guerra alemanes retornaran de la Unión Soviética, subraya que para él la vinculación a Occidente no era un dogma que obstaculizara la salvaguardia de los intereses nacionales en el Este.

    Desde mi punto de vista, las convicciones de Adenauer nunca habían perdido actualidad: una reunificación sin una firme integración en las alianzas occidentales hubiera llevado a nuestro país a la neutralidad. La consecuencia hubiera sido en última instancia una Alemania no libre en el ámbito de poder de la Unión Soviética. Por consiguiente, la caída del muro del 9 de noviembre de 1989 y la reunificación alemana del 3 de octubre de 1990 son, no en último término, la impresionante confirmación tardía del consecuente rumbo de Adenauer de vinculación a Occidente con la reserva de la reunificación, rumbo al que nos hemos mantenido firmes a lo largo de los años.

    Es también cierto que mantener la firmeza en la cuestión alemana se fue haciendo más y más difícil, porque el espíritu de la época se oponía a ello cada vez con mayor fuerza. Cuanto más duraba la división, mayor era en la República Federal el grupo de quienes, cuando menos, se acomodaban a los dos Estados y querían aceptar la división de Alemania como realidad. Ya en los años setenta, la unidad era asunto primordial sólo para unos pocos en nuestra nación. No la mayoría de la gente, pero sin duda una mayoría de la clase política de nuestro país había renunciado hacía tiempo a la idea de la unidad. Esta postura era común a todos los partidos; la diferencia entre ellos estribaba en dónde estaba la mayoría del partido y dónde sus líderes.

    Quien defendiera entonces la unidad era considerado o trasnochado o agitador de la guerra. Aún me acuerdo muy bien de aquella época en la que llegué a Bonn como líder de la oposición, en 1976. Como yo era uno de los pocos que aún creían en la unidad alemana, me gané la fama de ser un halcón. Cuando tomé posesión como canciller en 1982, mis adversarios políticos dentro de Alemania atizaron de inmediato los temores a que conmigo como jefe de Gobierno se iniciaría una supuesta "nueva edad del hielo" entre el Este y el Oeste. Mis adversarios se equivocaron, porque ocurrió lo contrario: bajo mi liderazgo político se fijaron los cambios de agujas esenciales en el camino hacia la unidad. Impulsé el proceso de integración europeo en tándem con el presidente francés, François Mitterrand. Me esforcé en lograr mejoras muy concretas de las condiciones de vida de los habitantes de la RDA, intenté no dar ningún motivo para las tensiones entre el Este y el Oeste, también mostré disposición al diálogo con la Unión Soviética, abrí posibilidades de cooperación y me mantuve firme, sin embargo, en mis posiciones básicas respecto a la política sobre la unificación alemana.

    Con mi política seguí la lógica de Adenauer: la unificación europea y la unidad alemana son las dos caras de la misma moneda. Al principio de mi etapa como canciller, el proceso de unificación europea pasaba por una de sus horas más bajas. Muchos habían dejado de creer en la idea de Europa como casa común. (...) Cuando en 1989 la reunificación pasó a la agenda política, quedaban muchas cosas por hacer, pero con mi participación se habían logrado progresos esenciales: en los años ochenta habíamos firmado el Acta Única Europea con la que, entre otras cosas, se completaba el mercado único europeo. Ya desde mediados de los años ochenta, junto con el presidente francés, Mitterrand, habíamos marcado el camino para la introducción de una moneda común europea.

    En cuanto a la política sobre la unificación alemana, al acceder a la cancillería dispuse que se ampliara el informe anual sobre el estado de la nación y que al título se le añadiera "en la Alemania dividida". Consideraba que se enviaba así una señal importante, tanto hacia el interior como hacia el exterior. Con el crédito de miles de millones a la RDA, gestionado principalmente por Franz Josef Strauss -con mi cobertu-ra-, retomamos las conversaciones con la RDA y logramos como contraprestación considerables mejoras humanitarias, como el desmantelamiento de las minas antipersona en la frontera entre las dos Alemanias, así como facilidades para la reunificación familiar y los intercambios comerciales mínimos.

    La decisión de todas las decisiones en el camino hacia la unidad alemana fue el doble acuerdo de la OTAN [oferta a los países del Pacto de Varsovia de un acuerdo para limitar los misiles de alcance medio, combinada con la amenaza de desplegar armas nucleares de alcance medio en territorio europeo en caso de no llegar a un compromiso] que mi predecesor, Helmut Schmidt, impulsó contra la voluntad de su partido y que yo impuse en nuestro país frente a todas las resistencias. Hoy sigo tan convencido del acierto de esa decisión, como de lo difícil que fue tomarla en su momento. Fue una decisión muy solitaria. Todavía hoy tengo ante los ojos la imagen de los cientos de miles de manifestantes que salieron a la calle contra el doble acuerdo de la OTAN. Todavía me acuerdo del gesto gélido de los socialdemócratas cuando el socialista Mitterrand, en un discurso ante el Bundestag, se puso incondicionalmente de nuestra parte, incluso en contra de sus correligionarios alemanes... que con su rechazo estaban completamente aislados en Europa occidental.

    Estoy convencido en lo más hondo de que sin el doble acuerdo de la OTAN el muro no habría caído en 1989 y de que en 1990 no habríamos alcanzado la reunificación. El mundo habría tomado un curso completamente distinto. El riesgo era evidente. Sin el doble acuerdo de la OTAN [el estacionamiento de nuevos misiles nucleares en territorio de la RFA, que fue considerado una señal fuerte de alianza con Occidente], la amenaza era un masivo desplazamiento del poder en Europa a favor de la Unión Soviética. La OTAN, con los estadounidenses, se habría retirado paso a paso de Europa central. La consecuencia habría sido que al menos la República Federal de Alemania, Austria y la RDA, y tal vez los países del Benelux e Italia, se hubieran convertido en las denominadas "zonas libres de armas nucleares y desmilitarizadas", mientras que la Unión Soviética habría extendido su ámbito de influencia y, sobre todo, se habría beneficiado de la potencia económica de la República Federal. (...)

    Mi Gobierno también defendió las posiciones fundamentales de nuestra política sobre la unidad de Alemania. Entre ellas se contaba, sobre todo, la cuestión sobre la nacionalidad alemana. Me acuerdo muy bien del encendido debate que se desarrollaba precisamente en la época en la que accedí a la cancillería. El reconocimiento de la nacionalidad de la RDA sería, a lo largo de los años, una de las exigencias más tozudas de Honecker al Gobierno de la RFA. Yo tenía buenas razones para mi rotundo rechazo. Al renunciar a una sola nacionalidad alemana, habríamos renunciado de forma simultánea a la idea de una sola nación alemana, y habríamos disuelto con ello el lazo decisivo de comunidad entre las personas de ambas partes de Alemania y habríamos privado a las personas de la RDA una protección esencialísima y una buena medida de esperanza. Entre las consecuencias prácticas, habría estado que en 1989 Hungría no habría tenido base alguna en el derecho internacional para posibilitar de forma "legal" a nuestros conciudadanos el camino hacia la libertad. Y las personas de la RDA tendrían que haber solicitado asilo entre nosotros, como extranjeros.

    Mantuve la invitación de mi predecesor Helmut Schmidt a Erich Honecker cuando accedí a la cancillería. Era necesario mantener el diálogo con la otra parte de Alemania. Cuando el secretario general del SED visitó finalmente Bonn en 1987, ligué la visita a la condición de que nuestros discursos en la zona oficial fueran emitidos en directo en la parte occidental y, sobre todo, en la parte oriental de nuestro país. Millones de personas de la RDA miraron aquella noche a través del telón de acero y pudieron ver en el televisor cómo le dije a Honecker: "La conciencia de la unidad de la nación está tan viva como siempre, y es inquebrantable la voluntad de mantenerla. En lo que respecta al Gobierno federal repito: el preámbulo de nuestra Ley Fundamental no es negociable porque responde a nuestra convicción. Ésta quiere una Europa unida, y llama a todo el pueblo alemán a completar la unidad y libertad de Alemania en libre autodeterminación".

    (...) Como la CDU, también los socialdemócratas se sintieron siempre obligados a la cuestión alemana. Sin embargo, la diferencia entre ellos y nosotros consistía en que el SPD tenía una orientación cada vez más acusadamente nacional, y nunca aceptó la prioridad de la integración en Occidente con todas sus consecuencias. Mientras que la CDU, en su acto de equilibrio entre el acercamiento y la distancia, mantuvo siempre un claro distanciamiento, el SPD más bien mantuvo un curso de acercamiento al SED. (...) Naturalmente, también había entre las filas de la CDU, conforme al espíritu de los tiempos, defensores de un mayor acercamiento a la RDA y al régimen del SED, pero fueron marginales, nunca mayoritarios.

    (...) Los aliados decisivos en nuestro camino fueron los estadounidenses. Una vez más, mostraron ser más una potencia protectora que una potencia ocupante, y se acreditaron como amigos de los alemanes. Desde el punto de vista del contenido, el discurso más importante de un presidente estadounidense respecto a la relación germano-estadounidense fue el que sostuvo George Bush a finales de mayo de 1989 en Maguncia, pocos meses después de ser elegido presidente de Estados Unidos. Fue una proclamación muy consciente, dirigida también a nuestros socios europeos y a la Unión Soviética, cuando Bush, en el contexto de las transformaciones geopolíticas, llamó a Estados Unidos y Alemania "partners in leadership" [socios en el liderazgo]. Durante la totalidad del proceso de unificación, siempre pude confiar personalmente en mi amigo George Bush, con quien durante todo el tiempo me concerté de forma estrecha. (...)

    Muy similares eran las cosas con Mijaíl Gorbachov en lo referente a la confianza personal, aunque muy distintas en lo que tocaba a la cuestión alemana. El jefe de Estado de la Unión Soviética en un principio no quería la unidad alemana. (...) Con las palabras glásnost y perestroika abrió el camino a las transformaciones de todo el bloque oriental. Igualmente, y eso he podido constatarlo una y otra vez en mis conversaciones, no quería pensar hasta el final las consecuencias de su rumbo reformista. Quería la apertura del bloque del Este, pero no quería ver o darse cuenta del final que se derivaría necesariamente de él, también para la Unión Soviética. Su gran mérito sigue siendo que amoldó una y otra vez su política a las necesidades. Sobre todo, muestra de esto es que en los agitados días de la caída del muro de Berlín mantuvo los tanques soviéticos en los cuarteles y no hizo reprimir sangrientamente la rebelión. Durante todo el proceso de unificación mantuvo la línea pacífica. Nosotros, los alemanes, jamás podremos estarle lo bastante agradecidos por su valor. Con esto también él se expuso a un gran riesgo personal. En 1989 y 1990, Mijaíl Gorbachov tuvo que vivir bajo el temor constante de ser apartado mediante un golpe de Estado por los enemigos de las reformas en la Unión Soviética. Para nosotros esto habría significado que de la noche al día se volvieran a levantar sobre la frontera el muro y las alambradas, y que la cuestión de la unidad alemana quedara aplazada durante años.

    Mijaíl Gorbachov pagó un alto precio por su línea pacífica. Me acuerdo bien de cómo Gorbachov, en su visita de junio de 1989 a Bonn, bajo la impresión de la gorbimanía en la RFA, me dijo que en su visita a la Markplatz de Bonn se había sentido como en la plaza Roja de Moscú. Cuando años más tarde, a finales de los años noventa, después del desmembramiento de la Unión Soviética, crucé con Mijaíl Gorbachov la plaza Roja de Moscú, la gente se apartaba de él.

    Nuestros vecinos y socios europeos vivieron la caída del muro y la perspectiva de la reunificación alemana como una conmoción. Muchos contaban con que la unidad alemana llegaría, pero no mientras vivieran, ni desde luego en aquel momento. Por tanto, la caída del muro fue levemente inoportuna para la mayoría de ellos. (...) De entre nuestros aliados europeos, sólo uno estuvo desde el principio firmemente a nuestro lado: el presidente del Gobierno español, Felipe González, que ni un solo minuto permitió que surgiera la duda de dónde estaba su lugar. Margaret Thatcher fue la más franca entre los adversarios de la unidad y afirmó: "Prefiero dos Alemanias a una". También dijo: "¡Hemos derrotado dos veces a los alemanes, y aquí están otra vez!". La jefa del Gobierno británico, que finalmente, comprendiendo la inevitabilidad del proceso, dejó de cerrarse a la reunificación de nuestro país, había apostado equivocadamente por que Gorbachov jamás aceptaría la pertenencia a la OTAN de una Alemania unida. En esto, al menos en un principio, estuvo de acuerdo con François Mitterrand.

    También del presidente de la Grande Nation vino alguna palabra poco amistosa antes de que finalmente se decantara por una posición clara y favorable a los alemanes. El cambio de Mitterrand, desde una postura inicialmente crítica hacia la reunificación hasta la aprobación, sin duda se basó de forma fundamental en que una vez más pude convencerle de esto: la unidad alemana y la unidad europea eran para mí las dos caras de la misma moneda.

    Este texto es un amplio extracto del prólogo de Helmut Kohl a su libro De la caída del Muro a la reunificación. Mis Memorias, que acaba de publicar Knaur Taschenbuch Verlag. La versión en castellano es responsabilidad de EL PAÍS. Traducción de Jesús Albores.



    Fuente; http://www.elpais.com/articulo/reportajes/triunfo/libertad/elpepusocdmg/20091108elpdmgrep_1/Tes

    Sorpresas tras la caída del Muro

    MOISÉS NAÍM

    MOISÉS NAÍM 08/11/2009

    La caída del muro de Berlín fue una mala noticia para los sovietólogos. En todo el mundo, miles de espías, generales, diplomáticos, profesores, periodistas y expertos se ganaban la vida estudiando la Unión Soviética. Ninguno pronosticó su colapso.


    El capitalismo chino transformará más a Europa que el comunismo soviético

    Pero si el pacífico fin del maligno imperio soviético fue una sorpresa, su final tuvo repercusiones tanto o más sorprendentes para Europa. Éstas son cuatro de las consecuencias inesperadas que tuvo el derrumbe soviético para los europeos -y que los expertos tampoco vieron venir-.

    1. China desplazó a la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) como principal amenaza para los europeos. Cuando cayó el muro de Berlín nadie se imaginó que China afectaría más directamente a la vida de los europeos occidentales de lo que jamás lo había hecho la URSS. No por su poder nuclear, sino por su poder económico. Después de la II Guerra Mundial, Europa occidental había vivido bajo la amenaza de una letal confrontación con los soviéticos. Afortunadamente, esa amenaza nunca se hizo realidad y, en la práctica, la vida cotidiana de los europeos no se vio muy afectada. En cambio, el ascenso económico de China toca todos los días las vidas de los europeos: lo que pagan por televisores, medicinas, gasolina o las hipotecas sobre su vivienda. O la posibilidad de conseguir empleo. El capitalismo chino transformará más a Europa que el comunismo soviético.

    2. El euro. Nadie pronosticó que la caída del Muro estimularía la creación del euro. ¿Quién se hubiese atrevido a decir que los alemanes estarían dispuestos a abandonar el marco? ¿O que los franceses tolerarían no tener su propia moneda, sino otra controlada desde Frankfurt -la sede del Banco Central Europeo-? ¿Y que, además, otros 14 países renunciarían a sus divisas para plegarse al euro? ¿O que, después de una crisis financiera mundial con efectos devastadores para Europa, la moneda de refugio para quienes temen que el valor del dólar caiga en picado sea el euro? El euro era una utopía y hoy es una realidad que no sorprende a nadie. Y ésa es una sorpresa.

    3. La debilidad política europea. En principio, cuantas más naciones formen parte de una alianza, más influyente debería ser esa alianza. En 1960, la alianza europea contaba con seis países miembros; en el 2003, con 15; y hoy, con 27. Europa es una potencia económica mundial. Sus democracias y sus políticas sociales son envidiadas por el resto del mundo y sus generosas ayudas al desarrollo son codiciadas en muchos rincones del planeta. Paradójicamente, sin embargo, su peso en la política mundial ha disminuido.

    De acuerdo con un estudio del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores (CERE), la influencia del continente en Naciones Unidas con respecto a la defensa de los derechos humanos -un valor fundamental de Europa- ha caído en picado. A finales de los noventa, el 70% de los países de la ONU apoyaba a Europa en las votaciones sobre derechos humanos. Hoy, 117 de los 192 países de ese organismo votan regularmente contra Europa. El CERE también nota que, en 2008, Europa mandó más soldados a Afganistán que Estados Unidos -500 de los cuales perdieron la vida-. También estuvo a la par en ayuda financiera. Sin embargo, no tiene mayor peso en las decisiones estratégicas. Lo mismo ocurre en el conflicto entre israelíes y palestinos. Europa manda mucho dinero pero influye poco. La Unión Europea no actúa de manera muy unida y eso disminuye su importancia en el mundo.

    4. Islam en la vieja Europa, y Estados Unidos en la nueva. ¿Quién se hubiese imaginado en los momentos más tensos de la guerra fría que muchos europeos se llegarían a sentir más amenazados por la inmigración proveniente de países árabes que por la expansión de las dictaduras comunistas? ¿O que Polonia, Hungría o la República Checa se convertirían en baluartes del pro-americanismo mundial? Pero éstas son otras de las sorpresas de la Europa post-Muro. La angustia por la inmigración, sobre todo de países musulmanes, se ha transformado en un tema de debate cotidiano. Que Europa se convierta en "Eurabia" es el corolario de estas angustias. Hoy los inmigrantes constituyen cerca del 10% de la población de la mayoría de los países de Europa occidental, y en algunas grandes ciudades llegan al 30%. Inevitablemente, las encuestas revelan que el 57% de los europeos opina que en su país "hay demasiados extranjeros". Mientras tanto, en algunos países de la ex Unión Soviética florece el pro-americanismo: económico, político, cultural y hasta militar. Que esto pase en un continente donde el antiamericanismo es habitual es otro sorprendente legado de la caída del muro de Berlín.

    El capitalismo y la democracia pierden apoyo en la Europa del Este

    Veinte años de la caída del Muro


    Una encuesta revela que los ciudadanos se ven más pobres que en 1989

    FERNANDO PEINADO - Madrid - 09/11/2009


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    El gigantesco salto del comunismo al capitalismo y a la democracia supone un cambio de vida difícil de asimilar. Quizás por eso, las generaciones mayores en los antiguos países comunistas, las de aquellos que han vivido casi toda su vida bajo el antiguo sistema, rechazan más la transformación experimentada que los que nacieron poco antes o después de la caída del Muro, según una encuesta del instituto de opinión estadounidense Pew, realizada en nueve países del este de Europa y antiguas repúblicas soviéticas con ocasión del 20º aniversario de la caída del telón de acero.


    Sólo el 37% de los rusos considera muy importante la libertad de expresión

    La encuesta revela que, en general, los ciudadanos del antiguo bloque comunista europeo han perdido parte de su entusiasmo inicial por las ideas del capitalismo y la democracia. El cambio más pronunciado se ha producido en Ucrania: sólo el 30% de los ucranios aprueba un sistema multipartidista, frente al 72% que lo hacía en 1991, cuando se efectuó un sondeo similar.

    La generación más joven, los residentes en las ciudades y los que disponen de mayor grado de educación tienden a aprobar la transformación. En Rusia, por ejemplo, la mayoría de los menores de 50 años de edad aceptan el paso a un sistema con pluralidad de partidos y la economía de mercado. Pero los que superan esa edad son mucho menos optimistas; entre el grupo de edad de 65 años o más, sólo el 27% expresa una visión positiva. Este patrón se repite en todos los países analizados -con la excepción de Alemania del Este, en la que la satisfacción con los cambios es generalizada- y refleja la misma divergencia que se observaba entre la población en 1991.

    Una de las causas que explica la desafección de los ciudadanos de estos países con los cambios experimentados es que creen que son más pobres que hace 20 años. El consenso es que la gente corriente se ha beneficiado menos del cambio que los políticos y grandes empresarios. Sólo los polacos (47%) y los checos (45%) opinan que su situación económica es mejor ahora que cuando vivían bajo el modelo comunista. Los húngaros (72%), los ucranios (62%) o los búlgaros (62%) creen que la economía de mercado les ha hecho más pobres.

    Paradójicamente, la mayoría opina que está satisfecha con su vida. Así, incluso los más críticos con los cambios ven su vida personal de forma más positiva que en 1991. En Polonia, por ejemplo, el 44% respondió que estaba satisfecho este año, en comparación con el 12% de 1991. En otros países el cambio fue menos pronunciado. En Bulgaria y Hungría, sólo el 15% de los entrevistados esta vez dijeron que estaban satisfechos, frente al 4% y 8% que lo estaban tras la caída del Muro.

    Los alemanes del Este, en particular, aprueban la reunificación con una sólida mayoría, al igual que lo hacen los alemanes del Oeste, a los que se les incluyó en el estudio para plantearles esta pregunta. Sin embargo, menos alemanes del Este tienen ahora una imagen positiva de la reunificación que en 1991.

    Existe una fuerte diferencia en cómo valoran los ciudadanos de los nueve países encuestados los principios democráticos. Por ejemplo, casi dos de cada tres húngaros estima muy importante la libertad de expresión frente al 37% de los rusos. Más del 60% de los búlgaros dice que unas elecciones honestas son importantes, frente al 39% de los lituanos. Los rusos son los que menos entusiasmo expresan hacia los valores democráticos, mientras que en el lado opuesto se encuentran los alemanes del Este, seguidos de cerca por los polacos y los checos.

    No obstante, algo parece unir a la mayoría de los encuestados: la frustración con la experiencia democrática. Lamentan que en la práctica no pueden disfrutar de los principios democráticos.

    Las entrevistas se efectuaron entre el 27 de agosto y el 24 de septiembre a unas 1.000 personas en cada país y el margen de error se sitúa entre el 3,5% y el 5%.



    Fuente: http://www.elpais.com/articulo/internacional/capitalismo/democracia/pierden/apoyo/Europa/elpepuint/20091109elpepiint_5/Tes

    domingo, noviembre 08, 2009

    Lula dice que Obama no presta atención a Latinoamérica

    El líder brasileño critica en Londres el acuerdo entre EE UU y Colombia

    JUAN ARIAS | Río de Janeiro

    El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, ha criticado en Londres a su homólogo estadounidense, Barack Obama, por no prestar suficiente atención a América Latina. Según Lula, "las preocupaciones con Irak, o Afganistán, o el plan de salud estadounidense, están impidiendo que Obama dedique una atención mayor a América Latina". El presidente brasileño hizo estas declaraciones el jueves, durante un desayuno con los editores del diario Financial Times, que ayer recogía el diario brasileño Valor.

    Para Lula "es importante que Estados Unidos dedique una atención mayor a América Latina, para que se pueda consagrar definitivamente una dinámica de paz y desarrollo en el continente".

    El presidente afirmó que la Cumbre de las Américas celebrada el pasado abril en Trinidad y Tobago fue una reunión "maravillosa" a la que asistió la mayoría de los líderes de la región, pero no rindió frutos. Según Lula, en esa ocasión le dijo al mandatario estadounidense que en el encuentro se había dado el "empujón inicial para que él [Obama] restableciese una relación más productiva con América Latina y con América del Sur", pero que, en realidad, "nada concreto ha ocurrido desde entonces aparte de la crisis de Honduras".

    Lula recordó la importante injerencia política de Estados Unidos en Latinoamérica durante los años sesenta y setenta, cuando los embajadores estadounidenses solían entrometerse en los asuntos internos de los países de la región, y afirmó que "hoy somos un continente que ejerce la democracia de manera muy fuerte".

    En relación con la presunta preocupación de Estados Unidos respecto al presidente venezolano, Hugo Chávez, Lula afirmó: "No sé si los americanos deberían estar preocupados con Chávez o él con los americanos. Un discurso justifica otro".

    El presidente brasileño criticó duramente el acuerdo entre Washington y Bogotá que permite a Estados Unidos el uso de bases militares colombianas. "No cuestionamos la soberanía de Colombia, pero lo que queremos es que, en el tratado firmado con Estados Unidos, quede explícito, para que nos den garantías de derecho internacional, de que tiene como principio fundamental la actuación dentro de Colombia y no en la frontera con otros países", afirmó.



    Fuente: http://www.elpais.com/articulo/internacional/Lula/dice/Obama/presta/atencion/Latinoamerica/elpepuintlat/20091107elpepuint_3/Tes

    07/11/2009