Lo principal es la promesa de cambio más allá de la izquierda
El paso de la izquierda peruana por el poder actual ha sido efímero.
En un primer acto, en diciembre, fue cambiado el gabinete presidido por
Salomón Lerner y con él varios ministros y funcionarios de militancia en
la izquierda. La renuncia de tres congresistas a la bancada oficialista
es el segundo acto que liquida la sociedad que Ollanta Humala y la
izquierda celebraron hace varios años, mucho antes de la campaña
electoral del 2011.
Esta ruptura, al mismo tiempo, es real y simbólica; la izquierda,
que respaldó al candidato de Gana Perú y su oferta de cambio cuestiona
el abandono de las promesas electorales y su ausencia hace tangible, y
por lo que se advierte irreversible, la nueva ruta del gobierno. El
sentido simbólico de esta ausencia se agudiza porque desde la izquierda
se ha enarbolado un programa político y económico que hoy se bate en
retirada, entre marchas y varazos.
Ese programa era el de Humala, quien participó en una competencia en la
que se ubicó con claridad y precisión en una postura diferente con
ideas innovadoras sobre la política, la economía y especialmente en las
relaciones entre el Estado y los ciudadanos. En ese proceso centenares
de políticos e intelectuales de izquierda depositaron en el candidato su
confianza y su concurso. El argumento que exhibe uno de los voceros del
nacionalismo sobre que en la relación de Humala y la izquierda solo
ganó la última a costa del candidato, es de mal gusto y equívoca; es
desconocer que Gana Perú fue una confluencia de varios sectores,
tradiciones, y movimientos, nacionales y locales, y que en ese
agrupamiento estuvo la izquierda, aunque ciertamente no solo ella.
Los cambios tempranos en la orientación del gobierno victimizaron
las ofertas electorales más que a la izquierda. El debate sobre si es
válida la llamada Hoja de Ruta o el programa de la Gran Transformación
es una coartada si lo que trata es de determinar de qué modo el gobierno
puede incumplir mejor con el cambio. Lamentablemente, incluso para los
partidarios de la Hoja de Ruta, esta se encuentra por lo menos a 45° a
la izquierda de la posición actual del gobierno. Y la máquina parece
seguir girando a tenor de las intervenciones vitriólicas del premier
Oscar Valdés en las redes sociales, desdibujando más la figura
presidencial a la que se supone debe cautelar.
Al margen de la renuncia de los tres legisladores lo cierto es que
el pueblo izquierdista, pequeño o grande, ha abandonado al gobierno.
También es cierto que no tenía otra opción si su alternativa no pasa por
los puestos públicos o algunas prebendas. El balance de su apoyo a
Humala tendrá que explicar tanto la adhesión como el divorcio.
La historia política del Perú esta llena de engaños y tretas. Podría
decirse que ellos, sin embargo, formaban parte de la adolescencia de un
país donde las ideas y los hombres públicos demoraban en asumir los
roles para los que eran llamados. Por esa razón, desde la perspectiva
republicana actual y no pasadista, un giro político violento de 180
grados y la entrega de un gobierno contrario al que se ofreció es un
golpe emocional de envergadura sobre todo si millones de personas
votaron con la ilusión de un cambio. La izquierda parece haber salvado
su responsabilidad, su penitencia recién se inicia, aunque el problema
sigue siendo el compromiso de cambio.
*
Gustavo Mohme Llona nació el 25 de abril de 1930, en
el distrito de Chulucanas, Piura, y debido a la repentina muerte de su
madre fue criado desde muy pequeño por su abuela materna, Stella Miller de Llona.
Lejos de que esto sea un impedimento para su formación, siempre dio
grandes muestras de honestidad con las personas que lo rodeaban, siendo
solidario con todo aquel que lo necesitaba.
Mencionar su nombre es referirnos a un emblemático personaje que, en
su quehacer político y periodístico, influyó en el desarrollo de la
sociedad peruana durante varias décadas. No sólo se trato de un
reconocido ingeniero civil que desarrolló obras de gran envergadura,
sino que se enfrentó a los representantes de nuestras etapas más
nefastas: la dictadura fujimontesinista.
En el año 1956 Gustavo Mohme Llona decidió casarse con Ramona Seminario, y fruto de su amor llegaron sus seis hijos: Stella, Gustavo, María Eugenia, Gerardo, Helena y Carlos. Años después y convencido por el ex presidente Fernando Belaunde Terry, decide incursionar en la política, adhiriéndose al partido Acción Popular (AP).
En
1985 fue elegido senador por Izquierda Unida.
En la siguiente elección general, en 1990, volvió a ganar un puesto
como senador, pero su gestión fue interrumpida por el autogolpe de
Estado de Alberto Fujimori en 1992. Tras un breve receso, Mohme Llona
fue llamado por el líder de Unión Por el Perú (UPP), Javier Pérez de Cuéllar,
para integrar la lista parlamentaria, y así logró ser elegido para el
periodo 1995-2000. Posteriormente, la muerte sorprendió a Mohme cuando
había sido reelegido como congresista para el periodo 2000-2005, esta
vez con la agrupación Somos Perú.
En noviembre de 1999,
Gustavo Mohme Llona convocó a diversas fuerzas políticas a firmar el Acuerdo de Gobernabilidad para fortalecer la democracia y enfrentar al fujimorismo y conservar la institución de la democracia.
Su trabajo político estuvo a la par con un sueño que en 1981 concretó: la fundación del Diario "La República”,
convirtiéndose en uno de los medios de comunicación más importantes del
país, lo que se mantiene hasta la fecha. Años después, también se
formaron los diarios “El Popular” y “Libero”. Gustavo Mohme Llona
falleció el 23 de abril del 2000, pero a pesar de ello, su legado se
mantiene en cada uno de los trabajadores que conforman hoy el Diario La República.
fuente: http://www.larepublica.pe/politica/editorial-06-06-2012
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