jueves, junio 07, 2012

Zafándose de la izquierda - Mirko Lauer *

 
Juan Velasco Alvarado terminó su dictadura en medio de una batalla entre derecha e izquierda dentro y fuera de la propia Fuerza Armada, que recién el golpe interno de Francisco Morales Bermúdez pudo resolver. La colaboración de la izquierda había servido para cambiar el rostro del país, pero luego se necesitó girar hacia la derecha para estabilizar la economía.
Desde entonces por lo menos un par de gobiernos ha roto con su ala izquierda a poco de echarse a andar. Alberto Fujimori a meses de llegar a la presidencia, mucho antes del golpe de 1992. Alejandro Toledo comenzó con unos pocos ministros izquierdistas, y se deshizo de ellos pronto. El primero para cambiar el rumbo, el segundo para mantenerlo.
Alan García ya se había desprendido de su ideario de izquierda aprista cuando llegó al poder en el 2006. En el caso de Ollanta Humala hay dudas sobre si ya se había alejado in pectore de la izquierda durante la campaña del 2011. Todo esto mientras América Latina se ha ido llenando de gobiernos de izquierda populista, unos más eficientes que otros.
El vuelco ideológico de Fujimori no le impidió mantener una alta aprobación en los sectores D y E casi hasta el final, ni conservar algunos discretos entendimientos con algunas fuerzas de izquierda legal. En términos generales tuvo la cancha despejada para llevar adelante un programa de inversiones que hoy hubiera escarapelado a la protesta.
Lo de Toledo no fue propiamente un vuelco, sino el perfeccionamiento de una postura de centro-derecha, que lo mantuvo impopular en todos los sectores. No se le reprochó incumplimiento de promesas electorales, sino la imagen de libertino que trajo al poder, y que luego la prensa opositora se encargó de magnificar.
Uno de los telones de fondo en esta historia es que desde el tercio de la Asamblea Constituyente (1979) y el voto en torno de Alfonso Barrantes, la izquierda nunca tuvo votación significativa. Esto, y la crisis del movimiento sindical, se lo debe la izquierda sobre todo a Sendero Luminoso, que afectó la imagen de lo izquierdista en el país.
Sin embargo en 1990 y en el 2001 hubo votos de izquierda suficientes como para que Fujimori y Toledo le dieran espacio en la campaña. Pero no tantos como para que la dejaran participar en el gobierno, en una era en que la promoción del crecimiento económico ha sido la tarea indispensable para gobernar con pocos tropiezos.
Nadie postuló que los votos de izquierda hubieran sido decisivos para los triunfos de Fujimori o Toledo. En cambio el triunfo de Humala fue visto como un éxito de la izquierda, y la primera verdadera llegada de esta al poder elegido. De allí la acrimonia de la ruptura.

* Mirko Lauer (Žatec, República Checa, 1947) Narrador, poeta, ensayista y politólogo. Es Bachiller en letras por la Pontificia Universidad Católica del Perú y Doctor en literatura peruana y latinoamericana por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, es autor de una amplia obra poética que comenzó en 1966 con el poema teatral En los cínicos brazos y que ha continuado con obras como Sobre vivir (1986) y Tropical cantante (2002). Como novelista, ha publicado Secretos inútiles (1992), Orbitas. Tertulias (Premio Juan Rulfo de novela corta 2005) y Tapen la tumba (2009). En 2010,publicó Bodegón de bodegones, un estudio de las artes visuales del Perú a través de su gastronomía, premio Gourmand para libros gastronómicos ilustrados

fuente:  http://www.larepublica.pe/columnistas/observador/zafandose-de-la-izquierda-05-06-2012

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