De las 10.000 cartas de niños enviadas en la ciudad brasileña de Recife, 6.000 piden comida en lugar de juguetes
Los niños pobres de Brasil no piden regalos a sus padres, porque saben que no pueden comprárselos. Por eso, mandan sus cartas a Papá Noel de Correos. Es una costumbre que lleva funcionado desde hace muchos años en varias ciudades del país. Las cartas son colocadas en las paredes de las oficinas de Correos y quienes acuden a estas oficinas suelen adoptar la carta de algún niño. Compran lo que pide y los funcionarios de Correos, vestidos de Papá Noel, se encargan de llevárselo a sus casas.
Este año, un dato ha causado sorpresa en la ciudad de Recife, en el Estado de Pernambuco, uno de los más pobres del país y la patria chica del presidente, Luiz Inácio Lula da Silva, cuyos padres, muy pobres, emigraron a São Paulo en busca de trabajo: de cada 10 cartas de niños recibidas en Correos, seis piden comida en vez de juguetes.
Por ejemplo, la de Pedro Manoel dos Santos, de 13 años, que escribe que le gustaría recibir unos zapatos del número 37, pero que lo que en realidad necesita es comida y cuenta así el drama de su familia: “Mis padres no tienen trabajo. Mi padre hace dulces para vender y trabaja cuando le sale alguna cosa. Pero aún así, el dinero no basta para comer. Hay noches que vamos a dormir con hambre y la cara de mi madre se pone muy triste”.
Sólo en Recife, Correos ha recibido este año más de 10.000 cartas, de las que 6.000 piden comida para Nochebuena. Los funcionarios de Correos se han sensibilizado tanto ante las cartas que ellos mismos, por su cuenta y junto a sus hijos, han ido a llevar comida a muchos de esos niños pobres.
“La petición de comida podría parecer extraña en un país con un Gobierno como el de Lula, que se enorgullece de tener el mayor programa social del mundo, la Bolsa Familia, que atiende a 11 millones de hogares”, escribía la pasada semana el diario O Globo, que recogía la opinión del sociólogo José Arlindo Soares: “Los programas sociales teóricamente elevan el nivel de vida de las personas, pero en la práctica no cambian su condición social”. Coincidía con él el obispo Luiz Cappio, protagonista de la lucha contra el trasvase del río San Francisco, que dedicó duras palabras al presidente: “Lula ha muerto. Ahora tenemos el Gobierno del señor Luiz da Silva”; el prelado critica, además, el hecho de que el Ejecutivo dedique grandes cantidades de dinero “a dar limosna”, en lugar de realizar una verdadera acción de desarrollo social.
El Pais J. A. - Río de Janeiro - 25/12/2007
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