Como en casi todas las regiones del país, el desarrollo solo se siente en las ciudades capitales. Mientras más lejos se está del centro, mayores son las carencias. Aquí un reflejo de lo que sufren los más débiles: los niños de las zonas rurales.
Consuelo Alonzo.
Enviada especial a Ayacucho.
Bajo un sol que lastima la piel, Ruti Quispe Mamani lava con gran destreza la ropa de toda su familia en las heladas aguas del riachuelo Rosaspata, ubicado en el centro poblado ayacuchano del mismo nombre. Con un jabón más grande que sus manitas, intenta sacarle la mugre a su traslúcida y percudida camisa escolar y a las polleras multicolores de su madre. Su frágil cuerpo remojado y muerto de frío, aparenta apenas unos seis años, pero dice tener ocho.
Es viernes, pero no hay clases. Por eso, a pesar de tener la piel arrugada de tanta humedad, tiene que continuar con sus malabares sobre resbalosas piedras, hasta que todo quede bien limpio. Y claro, tiene que evitar que la corriente la gane y, como otras veces, se lleve su ropa.
¿Su madre? Se quedó en casa para cuidar a sus dos hermanos menores que están enfermos y para cocinar la sopa con papas y algunas verduras de todos los días.
Pero esta no es la primera vez que Ruti lava la ropa con un jabón más grande que sus manitas. Apenas cumplió los cinco le encomendaron esa labor y otras más, como cargar el agua y cuidar a los más pequeños de la casa. Cuando sus hermanos crezcan también deberán ayudar a su padre en las labores del campo.
CIFRAS DE POBREZA
Ella y sus hermanos forman parte de ese 87% de niños ayacuchanos, entre los cero y los 17 años, que vive en pobreza, según el Estudio de la Niñez en el Perú – Región Ayacucho, presentado por el Unicef (Fondo de las Naciones Unidas por la Infancia). Ella, en definitiva, es parte de ese 45% de niños, menores de 18 años, que vive en una zona rural y cuyo crecimiento y desarrollo es menor al promedio regional. (Por lo menos así lo evidencia su pequeña talla y su marcada delgadez).
Esto debido, sostiene Carlos Javier Rodríguez, oficial de monitoreo y evaluación de Unicef, a que Ayacucho es una de las regiones que enfrenta grandes limitaciones para el desarrollo de los niños, en cualquiera de sus tres etapas (infancia, niñez y adolescencia).
Este desarrollo fue frenado básicamente por una marcada desnutrición crónica que agobia a cuatro de cada diez niños.
En el ranking de niños con desnutrición crónica (entre menores de cinco años), a Ayacucho solo lo ganan Huánuco y Huancavelica (en esta última región uno de cada dos niños padece de desnutrición crónica). Pero además de ello, la anemia –también por la mala alimentación– agobia al 48% de los niños menores de cinco años, al 18% de los niños entre los seis y los 11 años, y al 24% de los adolescentes entre los 15 y los 18 años.
CLASES PERDIDAS
Ambos problemas, dice Rodríguez, se ven reflejados en la deserción escolar. Al no estar bien alimentados, no se desarrollan sus capacidades cognitivas, no pueden concentrarse y por ende desisten de acudir a clases. "En el Perú, solo 63 de cada 100 niños entre los tres y los cinco años va al colegio; pero en Ayacucho solo 55 de cada 100 lo hace. Alguien se ha preguntado ¿dónde están los que no van o que hacen?".
Además, pese a que en siete de las once provincias ayacuchanas el porcentaje de niños que van a la escuela es mayor al promedio nacional; en las provincias restantes, las aulas vacías son muchas.
Otro de los problemas en esa región es el atraso escolar. Si bien solo existe un 20 por ciento de atraso escolar en los niños que hablan castellano, cuyas edades oscilan entre los seis y los once años, entre los quechuahablantes de la misma edad, ese porcentaje se duplica (43%).
Pero lo peor se manifiesta en los logros educativos. "Solo el 19% de los niños de sexto de primaria tiene un aprendizaje básico (en Lógico-Matemática y Comunicación Integral). Es decir que uno de cada cinco niños entiende apenas lo que le enseñan".
VIDA PRECOZ
Otro de los problemas que enfrentan las jóvenes ayacuchanas es el embarazo precoz. Si bien el promedio regional indica que 17 de cada 100 jovencitas ya es mamá en la adolescencia, en algunas provincias este promedio se incrementa.
Según dijo el experto de Unicef, en la provincia de Vilcashuamán 22 adolescentes de cada 100 ya son madres. Pero además tienen anemia y desnutrición crónica, lo que asegura un niño con bajo peso y pocas defensas. Si estas cifras traen a su mente muchas preguntas, todas tienen una clara explicación: Ayacucho –dijo– se encuentra en el grupo de desempeño más bajo, en cuanto al cumplimiento de los derechos del niño se refiere.
Por eso también existen tantas disparidades entre sus provincias. "En las zonas rurales ayacuchanas es donde se vive peor y es en la primera infancia (de 0 a 5 años) donde se encuentran las mayores desventajas".
Pero además, si bien los datos de atención prenatal indican que se están cerrando las brechas entre zonas rurales y urbanas, la atención de profesionales de la salud en el parto, sigue mostrando diferencias significativas. En el área urbana el 92% de los partos es atendido por profesionales de la salud y en la rural solo el 45%. En el caso de Ayacucho, la cifra de nacimientos no atendidos por profesionales llega a 27%, lo que también pone en riesgo la vida de la madre y del recién nacido.
Con estas cifras, el jefe de la oficina Defensorial de Ayacucho, Jorge Fernández Mavila, sostiene que "no basta con decir que vamos por buen camino (el Gobierno asegura que hay menos pobres en el país debido a que la pobreza se redujo en el 2007, en 5.2 puntos porcentuales). Es necesario cambiar esta realidad. Y en las acciones que se ejecuten para ello, deben actuar todos los sectores", antes que sea tarde.
CIFRAS
51% de los niños entre 6 y 9 años de la provincia de La Mar tiene desnutrición crónica.
6% de los niños ayacuchanos entre los 0 y los 5 años no tiene partida de nacimiento.
52% de los estudiantes está debajo del nivel básico en Comunicación Integral.
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