Hace tiempo que no veo los múltiples e inflados rostros de García porque ya no veo el Canal 7 y solo escucho todos días en RPP su voz caserita y familiar que, confieso querido Raúl, ya me está aburriendo como me aburren terriblemente los sermones de monseñor Cipriani. En este artículo, adelanto de uno más extenso que va publicar la revista Coyuntura, de la PUCP, quiero ir más allá de su rostro y voz para examinar el espíritu del político (sus nuevas ideas, sus cambiantes proyectos) y sugerir, para comprender mejor a García y su gobierno, una aproximativa periodización política del año y medio de gestión. Maquiavelo sostenía que el político, para tener éxito, tenía que adecuar su acción al tiempo y a las circunstancias que son cambiantes, manteniendo, sin embargo, el proyecto (construir un Estado republicano en el caso del florentino). Por eso Rousseau afirmó que Maquiavelo, fingiendo dar lecciones a los príncipes, las dio, en realidad, más grandes a los pueblos.
García no es un maquiaveliano ni en el proyecto (republicano) ni en la estrategia o, en todo caso, es un maquiaveliano a media caña: cambia su acción de acuerdo al tiempo y las circunstancias, pero cambia también de proyecto. En la primera vuelta, se presentó como el candidato antineoliberal que enfrentaba a Lourdes Flores, la candidata de los ricos (en sus propias palabras). En la segunda vuelta, se presentó como el candidato del cambio responsable que luchaba contra el caos y el cambio sin un rumbo claro que representaba supuestamente Humala. Ganadas las elecciones en la segunda vuelta con el apoyo de la derecha, se transformó en el Presidente de la continuidad neoliberal. Cada cambio en el discurso y en la acción implicaba un desplazamiento social ascendente: de candidato popular (primera vuelta), a candidato de clase media (segunda vuelta) y a Presidente de los ricos (después del 28/7/06).
Aplicando sus propias creencias, según las cuales en política no hay que ser ingenuos, en la primera vuelta García se presentó con un discurso popular, pero con una fórmula presidencial vinculada al fujimorismo que representa la derecha rudimentaria y corrupta. Esa fórmula era un guiño a los electores fujimoristas (que carecían de una candidatura fuerte) y anunciaba, dado el caso, las futuras coaliciones políticas para contar con una mayoría parlamentaria y tener gobernabilidad. García es al mismo tiempo un caudillo nacionalmente devaluado (la mayoría ya no cree en él) y un caudillo respetado en el PAP al que le otorga un sentido instrumental y el que se siente poco o nada sin él. Por esas razones, García impuso al Apra esa fórmula presidencial y colocó también primeros a sus propios candidatos al Congreso. Constitucionalmente, García es el Jefe del Estado y representa a la nación, pero, en realidad, es el Presidente de los ricos y, a partir de sus tesis sobre el síndrome del perro del hortelano, quiere ser y se perfila como el jefe de la derecha en el Perú.
Si se tienen en cuenta los cambios en las relaciones de fuerza entre los actores sociales, políticos y los poderes fácticos, los cambios institucionales y las políticas que García despliega en el tiempo, se puede establecer la siguiente periodización en los 18 meses transcurridos del gobierno: 1) La conformación de una coalición de derecha y la fragmentación de las oposiciones (de julio a noviembre 2006). Este es también el período del presidencialismo retórico y de la decisión política de la continuidad neoliberal; 2) El shock de inversiones y la emergencia de una oposición social y regional (diciembre del 2006 a diciembre del 2007). Es el periodo de la boyante caja fiscal gracias, no a la política de austeridad de García, sino a los altos precios de los minerales, de pérdida temprana de la iniciativa política y del favor de la opinión pública y del jaque al gobierno por la oposición social y regional. Este período comprende dos momentos políticos relevantes: a) El calentamiento social o el choque entre el gobierno y la oposición social y regional (primer semestre del 2007). En este momento la oposición social y regional plantea una embrionaria agenda política propia y García amenaza, se desespera y ofrece un pacto social que muere casi al nacer; b) El rentismo como modelo, la liberalización comercial y la confrontación política (segundo semestre del 2007). Este el momento del explícito viraje ideológico con su ya famoso ‘El síndrome del perro del hortelano’, en el que propone un modelo rentista de desarrollo, de los TLC, de la apertura a los productos industriales.
Esta mezcla de fiesta y conflicto acaba con el cambio parcial de ministros y con la desaprobación general de García y su gobierno. El shock de inversiones y las políticas fiscales y monetarias del gobierno han incrementado la demanda interna en casi 12%, acelerado las tasas de crecimiento (8.3 en el 2007), aumentando las importaciones y favoreciendo la emergencia de preocupantes presiones inflacionarias (3.9). Esta difícil situación y la recesión de la economía de EEUU pueden inducir al gobierno a desplegar políticas restrictivas y reducir los montos de inversión en las regiones, dando lugar a renovadas protestas sociales y recomposiciones políticas en el tercer período, que ya se ha iniciado.
fuente: La República - Coolaboradores
No hay comentarios.:
Publicar un comentario