lunes, abril 06, 2009

Ahora amenazan con violencia los paramilitares de la mafia fujimontesinista


La advertencia de los fujimoristas. Apoyados por la congresista Keiko Fujimori, se han formado hasta tres grupos de choque que utilizan ropas militares.

Edmundo Cruz.

A un día para que el tribunal que preside el juez César San Martín emita su fallo en el juicio abierto a Alberto Fujimori por las matanzas de Barrios Altos y La Cantuta, los fujimoristas están en alerta roja, preparándose para entrar en acción, probablemente de manera violenta, si la sentencia les es adversa.

Hace unas semanas, en el Campo de Marte, realizaron un desfile preparatorio para clamar por la libertad de su líder, que es un anuncio de lo que puede suceder este martes 7 de abril.

El congresista Carlos Raffo fungió de animador, pero más bien parecía un general arengando a sus tropas. “¡Fuerzas fujimoristas de asalto, listas para la acción!”, tronó, mientras sus “soldados” marchaban delante del estrado donde sobresalía la figura de Keiko Fujimori.

El desfile duró casi dos horas, y aunque la música y la danza de sus cientos de participantes le confirieron un carácter festivo, tuvo una carga beligerante que parecía confirmar las palabras de Raffo cuando anunció “la batalla por la libertad de Fujimori”.

Si su abogado defensor César Nakazaki da la batalla en el terreno legal, que es el que corresponde en este caso, ¿a qué tipo de batalla se refirió Raffo? Alberto Fujimori está en manos de la justicia, que debe obrar sin interferencias políticas ni de batallas de ninguna índole.

Sin embargo, resulta obvio que si el tribunal encuentra culpable a Fujimori, sus huestes no van a acatar dócilmente el fallo. Tras el desfile, Keiko tomó la palabra y le dijo a su auditorio que estaban en una noche de “compromiso histórico”.

“¿Se van a quedar con los brazos cruzados si condenan injustamente a Fujimori?”, preguntó. “No”, fue la respuesta de su grey. “¿Se comprometen a defenderlo hasta las últimas consecuencias?”, repreguntó. “Sí”, le respondieron. Quizá para atenuar el impacto potencialmente peligroso de sus últimas palabras (“hasta las últimas consecuencias”), la ex primera dama añadió “utilizando las armas democráticas”.

En el estrado acompañaron a Keiko su esposo Mark, los congresistas Luisa María Cuculiza, Cecilia Chacón y Alejandro Aguinaga, y antiguos fujimoristas como Luis Delgado Aparicio, Luz Salgado y Absalón Vásquez. ¿Ausentes? Santiago Fujimori y su sobrino Kenji.

Paramilitares

Unas 2,700 personas fueron movilizadas desde los conos de Lima y determinados puntos del interior del país en 69 buses contratados. A cambio de una propina que el comandante EP (r) Pedro Rejas Tataje, ex comando Chavín de Huántar, abonaba al fin de la jornada con los billetes que extraía de las artesanales bolsas que lucía a la bandorela.

Más que una manifestación política, la movilización parecía un desfile castrense. Cada escalón marchó cargado de una diversidad de símbolos militaristas y lemas intimidatorios para el caso que la esperada sentencia no sea del agrado del líder y su agrupación.
Un batallón de los convocados pasó vestido con ropa de camuflaje, rampando de boca al suelo, al estilo de los comando militares, ante la tribuna. Para eso, los operadores políticos se esmeraron de proveer los uniformes necesarios que al final de la jornada fueron devueltos en los ómnibus.

Otro conjunto de mujeres desfiló ataviada con disfraces de rangers y polos en los que prometían: “Comando hasta quemar el último cartucho”. Ronderos y comités de autodefensa fueron traídos desde lugares remotos. No faltó una sección denominada “Chavín de Huántar” de San Martín de Porres, más un grupo “Los guardianes del Chino” formado por vecinos de Dinoes-Vitarte.
Tampoco faltaron las fuerzas de choque con sus rostros pintados de color naranja, más conocidos como “carapintadas”. Un cuerpo que a nivel dirigencial no solo es convocado para acciones eventuales sino que cumple misiones permanentes.

A partir de aquí hablamos de los grupos operativos. Un nivel de organización que el fujimorismo empezó a montar apenas se avizoró la extradición de su caudillo para que respondiera por las acusaciones de las que huía.

Rejas y los carapintadas

Son tres grupos de operadores que trabajan a tiempo completo desde que la justicia chilena entregó al Perú al ex presidente que renunció al cargo por fax y que para eludir su responsabilidad usó su doble nacionalidad y tentó una curul en el senado japonés.
De haber sido elegido no lo tendríamos sentado en el banquillo de los acusados en las audiencias de la Diroes.

Uno es el ya mencionado grupo de los “carapintadas” encabezado por el comando Chavín de Huántar Pedro Rojas Tataje. Entró en escena el primer día de audiencias en Diroes. Intentó sin éxito frustrar la audiencia inicial impidiendo el paso del ómnibus que transportaba a los abogados de la parte civil, a los familiares y otro personal administrativo vinculado al proceso.

Puede que Rejas sea el cuadro dirigente de los grupos operativos. Él acompañó a Kenyi Fujimori en la formación de la empresa de seguridad privada formada el 2007 poco antes de que se aprobara la extradición, empresa que no tiene clientela conocida y ha cambiado hasta tres domicilios.

La célula

Un segundo grupo de choque es “La célula”, jefaturada por Luis Contreras Jimeno, especializado en la incursión violenta a eventos y locales. Comandó el ataque al acto conmemorativo del Informe de la CVR en agosto del año pasado y dirigió uno de los operativos de destrucción del monumento “El ojo que llora”.

Un tercer grupo de operadores políticos es el que asaltó el Palacio de Justicia, comandado por Patricia Vásquez. Destruyeron la mesa única de partes de la Corte Suprema, la corte que juzga a Fujimori. La incursión la efectuaron el mismo día, 21 de setiembre de 2007, y a las pocas horas que se aprobó en Chile la extradición de Fujimori.

A lo largo de 19 meses, contados desde setiembre del 2007 a la fecha, estos grupos han llevado a cabo unas 30 acciones de hostilización, agresiones físicas y amenazas contra autoridades del Poder Judicial, del Ministerio Público, los abogados de la parte civil y los familiares de las víctimas. Patricia Vásquez, Luis Contreras y otros seis activistas de estos comandos han sido denunciados ante la fiscalía e incluso procesados, pero igual han seguido actuando.

Hoy comienzan

Lunes. Las fuerzas fujimoristas han sido convocadas para un mitin de respaldo al “Chino” esta tarde a partir de las 6.00 pm, en las afueras de la DIROES, donde es probable que establezcan una vigilia hasta que se dicte la sentencia.

Martes. La convocatoria fue hecha por la congresista Keiko Fujimori. El martes también tienen que estar aquí (la Diroes), enfatizó Keiko, quien parece esperar que las marchas logren que los jueces absuelvan a su padre.

Pacíficamente, pero listos...

Mientras se desarrollaba el desfile, conversamos con un grupo que tenían los rostros pintados de naranja. Eran los más bulliciosos, los más activos. Se presentaron como un grupo que recolecta firmas para el movimiento Fuerza 2011 (aseguraron tener 800.000) y negaron ser una fuerza de choque, aunque lo aparentaban.

¿Qué van a hacer si condenan a Fujimori?, preguntamos. “Vamos a salir a las calles a protestar”, dijeron. ¿Pacíficamente? “Todo es pacífico”, enfatizaron. “Pero si hay ciertas cosas... tenemos que defendernos”, culminó otro. No especificaron qué significaba para ellos “ciertas cosas”.

Según el líder del grupo, se han movilizado “para que el gobierno se entere”. Queda claro, por tanto, que la manifestación del fujimorismo fue una demostración de fuerza, una advertencia. (Edición impresa La República)


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