A lo largo de los debates de las tres sesiones plenarias celebradas, los gobernantes americanos se congratularon del nuevo espíritu de cooperación que abre un período de esperanza en las relaciones con Washington.
"Fue una estupenda reunión, lo entendimos como un puntapié inicial, el inicio de un nuevo tipo de relación. Quedó en el ambiente una sensación de optimismo y de mucha esperanza", afirmó la presidenta de Chile, Michelle Bachelet.
El canciller brasileño, Celso Amorim, destacó que la gran prueba para Estados Unidos se centra ahora en las relaciones con Cuba y reconoció que ya se ha dado "un paso pequeño en la dirección correcta".
"Creo que, en vez de estar discutiendo los próximos pasos, lo que tiene que haber es un diálogo directo", agregó Amorim.
El más contundente al expresar ese optimismo en las nuevas relaciones con EEUU fue el presidente de Ecuador, el izquierdista Rafael Correa, un tradicional crítico de la política de Washington.
Correa se mostró satisfecho por hacer conocido al presidente Barack Obama y expresó su simpatía por la nueva administración de Estados Unidos debido a su actitud "positiva" hacia América Latina.
Tras entrevistarse con la secretaria de Estado, Hillary Clinton, Correa afirmó que las relaciones entre Quito y Washington "son de lo mejor" y observó "con mucha simpatía a la nueva Administración norteamericana".
El ecuatoriano consideró que el principal beneficio de la Cumbre de Trinidad y Tobago es "el diálogo abierto, franco y amigable" entre América del Sur y América del Norte.
En contraste con el optimismo de la mayoría de los presidentes latinoamericanos, la Casa Blanca advirtió, no obstante, que hay que esperar para constatar esas buenas intenciones de amistad, no solo en relación a Cuba, sino también si se confirman los deseos de amistad del presidente venezolano, Hugo Chávez.
El "número dos" del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Denis McDonough, afirmó que con algunos países se ha comenzado "una nueva relación, pero aunque los apretones de manos, las fotografías y las sonrisas son importantes no son lo principal".
"En las próximas semanas juzgaremos si de verdad ha comenzado una nueva era" en las relaciones, afirmó.
Ante las reiteradas peticiones a Washington para que acabe con el embargo económico a Cuba, la Casa Blanca insistió hoy en que la pelota está ahora en el tejado de La Habana.
El portavoz de la Casa Blanca, Robert Gibbs, indicó que "el presidente cree que debemos cambiar la política" hacia Cuba y ya ha dado pasos en ese sentido con el levantamiento de las restricciones a los viajes y remesas a la isla.
Ahora, agregó, "esperamos con expectación ver lo que Cuba está dispuesto a hacer".
El espíritu positivo por las declaraciones y gestos de Obama pareció dejar en un segundo plano las diferencias sobre la declaración final de la cumbre que debe aprobarse mañana, domingo.
A lo largo de los debates de hoy, con comentarios de buenas intenciones para mejorar la prosperidad de la región, establecer nuevos planes energéticos y aumentar la gobernabilidad pública, los países del ALBA (Alternativa Bolivariana para las Américas) no intentaron modificar el borrador de la declaración de la V Cumbre de las Américas.
Simplemente, el presidente venezolano, Hugo Chávez, anunció que los países del ALBA no firmarán la declaración, a lo que Correa agregó que el problema es que el texto no recoge la importancia de las razones de la actual crisis económica global, que no es otra -dijo- que el fracaso del capitalismo "porque no es una crisis coyuntural sino estructural".
La sesión final de la cumbre estará centrada el domingo en varias reuniones bilaterales y de Obama con grupos regionales, a la espera de confirmar si la declaración final se modifica para que sea aprobada por todos los participantes. (Puerto España, EFE).
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