domingo, marzo 02, 2008

La España de Zapatero: la visión de la izquierda italiana

Maurizio Matteuzzi · · · · ·
La España de Zapatero ha superado en todos los registros a la Italia de Prodi. De la economía a las costumbres, de los derechos civiles a los restaurantes, a los transportes. Visto desde Italia, el milagro ibérico provoca envidia. También envidia política. O eso sostiene Maurizio Matteuzzi, el editorialista de política internacional del cotidiano comunista italiano Il Manifesto. Es imprescindible contrastar esa visión con la del profesor mexicano Daniel Hernández Rosete, inopinadamente detenido en pleno centro de Madrid el pasado jueves al ser tomado por un inmigrante ilegal, también publicada en esta entrega de SINPERMISO. El contraste entre ambas visiones resulta tan interesante e instructivo como cada una de ellas lo es por separado. SP.

No se puede decir "¡Arriba España!", porque era el grito de esos fascistas y falangistas del 36, a algunas de cuyas trazas más insultantes trata todavía hoy de hacer frente el gobierno español. Pero es un hecho que España avanza a toda máquina, y vuela alto. Como es un hecho que, en esa carrera, ha alcanzado y en muchos casos superado a Italia, hasta hace poco su prima rica.

Mientras Veltroni, tras dos años de un gobierno Prodi de centroizquierda, para poder gozar de alguna oportunidad en las elecciones del 13 de abril, tiene que empeñarse en reanimar a un país desarbolado y deprimido (y mientras la izquierda-izquierda arranca tratando sólo de sobrevivir), Zapatero, tras cuatro años de gobierno socialdemócrata, se dispone a concurrir a las elecciones del 9 de marzo con viento de empopada. Aun si el resultado no está seguro, porque no faltan problemas –nuevos y viejos— y porque no es oro todo lo que en Zapatero reluce, como podría parecer vistas de lejos las cosas.

Pero ha logrado cerrar un 2007 dificilísimo a nivel internacional y español con un PIB que, por vez primera, ha rebasado los mil millones de euros en términos absolutos y con un crecimiento económico del 3,8% (más un superávit del 2,2% en las cuentas públicas). Catorce años seguidos de crecimiento, siempre más alto que la media de la UE, por no hablar de Italia. El año pasado, ya va dicho, un 3,8%, frente a un 1,7% de Italia; para este año, las previsiones de la Comisión Europea han rebajado el crecimiento español del 3% al 2,7%, y el crecimiento italiano del 1,4% al 0,7%.

La larga carrera

El "caballo cuatralbo" que los versos de Rafael Alberti y, luego, la guitarra de Paco Ibáñez lanzaron "al galope" sobre las tierras, las tierras, las tierras de España, ha hecho mucho camino en estos treinta años. Aun si no el camino que el poeta comunista y el cantante probablemente esperaban.

España es un país dinámico, vivo, estimulante, y ahora que se ha vuelto "rico", también un poco arrogante, pero eso se aprecia mejor en sus ex-colonias de América que en Europa. En Europa es uno de los más dinámicos, vivos y estimulantes. Cuando salió de la noche franquista, a fines del 75, encarando una exageradamente alabada "transición" anclada en el binomio amnistía/amnesia, iba con mucho retraso respecto del resto de Europa, también en relación con Italia.

Cuando entró en la Comunidad Europea en 1986, junto a Portugal, era un lejano vagón de cola. Ahora es la locomotora del convoy europeo. Una locomotora que marcha a alta velocidad, como la del AVE, el supertren que el pasado miércoles realizó el viaje inaugural entre Barcelona y Madrid –620 Km. a 350 Km./h—, que convierte a la red ferroviaria española de alta velocidad en la tercera mayor del mundo, tras la japonesa y la francesa.

El caballo cuatralbo de Alberti y el tren-bala de la Siemens han recuperado el terreno. En el 86, la renta española se situaba en torno al 80% de la media europea. A fines de 2007, el ministro de economía, Pedro Solbes, un social-liberal no inscrito en el PSOE y que es el número dos (es vicepresidente) del gobierno, ha podido anunciar, datos del Eurostat en mano, que el PIB per capita español había crecido 4 puntos porcentuales en los últimos dos años, haciendo avanzar a España una posición, de la novena a la octava.

España adelanta a Italia

El PIB per capita español descollaba hasta un 105% respecto de la media europea, mientras el de Italia bajaba al 103%. En el 95 España estaba en el 79% e Italia, en el 104%.

Prodi había dicho que no había tal adelantamiento, porque los datos del Eurostat se reducían al poder adquisitivo, porque la economía italiana es un 50% más grande que la española y su PIB en términos absolutos, mucho más alto (1.500 millones de euros, frente a poco más de 1.000 millones), y porque, conforme a los criterios del FMI, el PIB per capita italiano se mantenía todavía casi 3.000 euros por delante del español: 25.100, frente a 22.300.

Muchos peros. Y también muchos consejos, aquí, en Madrid, para no poner demasiado énfasis en el asunto y no humillar "al amigo" Prodi. Pero la tentación era demasiado fuerte. El folleto publicado por la Secretaría de Estado de la comunicación de la presidencia del gobierno—347 páginas, tituladas 2004-2008: Balance de Legislatura—, ya al comienzo, el primero "de los diez grandes pasos de esta legislatura", declara: "España es hoy la octava potencia económica del mundo" y "por vez primera tiene una renta per capita que supera a la de Italia". Touché.

Trenes, aviones y metro

Un adelantamiento tal vez no concluyentemente probado estadísticamente, pero visiblemente perceptible. En enero de 2005, al lanzarse en Toulouse el ambicioso proyecto europeo del Airbus A380, el avión de pasajeros más grande del mundo, estaban Chirac, Blair y Zapatero. No Berlusconi. En los 4 años de Zapatero "se han creado 3 millones de puestos de trabajo", según el folleto. La pobreza ha disminuido en España y aumentado en Italia. Zaragoza ha batido a Trieste para hospedar la Expo-2008, que, como ocurrió con Sevilla-1992, ha conducido a una impresionante reestructuración de la ciudad aragonesa ribereña del Ebro. Valencia, también en plena renovación, ganó el año pasado a Nápoles como sede de la America's Cup de vela. En las ciudades españolas, en las medianas no menos que en las grandes, se circula, se estaciona, la gente se puede mover razonablemente, y las 12 líneas de metro de Madrid son de otro planeta, si se comparan con la raquítica red metropolitana de Roma.

Y no estamos hablando de estructura, como banca y telecomunicaciones, del Banco de Santander Central Hispánico y del BBVA o de la Telefónica, que cuentan entre las más grandes compañías de Europa y han sido pioneras de la Reconquista española de la América latina. Estamos hablando sólo de infraestructuras y de supraestructuras. Las cuales son, empero, reveladoras. Madrid es uno de "los 10 centros económicos más importantes del mundo", entre 340 ciudades estudiadas por Standard&Poor's. Barcelona es "la mejor ciudad por calidad de vida", según una investigación realizada por el European Cities Monitor, y la cuarta "para hacer negocios". En 2007, España escaló 6 posiciones en el índice de desarrollo humano confeccionado por la ONU, pasando al décimotercer puesto en una escala compuesta por 177 países, por delante de Dinamarca, Austria, Gran Bretaña, Bélgica, Alemania e Italia, que retrocede tres puestos, quedando en vigésima posición. En el 98 el cine italiano ganó el Óscar con Benigni y La vita è bella. Desde entonces Pedro Almodóvar ha ganado dos, y el cine español genera películas de gran nivel.

Y no es sólo eso. Los españoles son ahora más altos, han crecido 14 cm. De media en un siglo, pero, en particular, desde 1988, los varones han crecido entre 1,4 y 3,4 cm. Y las mujeres entre 2,6 y 4,2 cm., con una estatura media de 1,77 y 1,64, respectivamente. Además de más altos, son ahora también más gordos, otro efecto de la vida moderna: los niños obesos eran, veinte años hace, el 5%; ahora son tres veces más, y más de la mitad de la población tiene sobrepeso. Otro efecto de los niveles europeos de bienestar es la prolongación de la vida, que desde el 95 ha ganado 2 años hasta una media de 80 para los varones y de 83 para las mujeres, adelantando aquí, de nuevo, a Italia, al menos estadísticamente (77 y 82 años). También en el uso de Viagra parece estar España en la vanguardia europea (un millón de cajitas vendidas en 2006, según Pfizer, la empresa farmacéutica productora). El país ha cambiado, y de la perezosa siesta de mediodía, tan española pero ya abolida, se ha pasado a un ritmo workaholic más a la americana. Con las inevitables consecuencias: prisas, stress y derivados.

Crecientes distancias

España "tira". Se ve también en las pequeñas cosas. El país con el mejor restaurante del mundo –El Bulli, en el Ampurdán gerundense— y 6 entre los primeros 30, al menos según la revista inglesa Restaurant, que, sin embargo, sienta cátedra; el país de los 5 vinos "perfectos" entre los 100 mejores del mundo, que a tal título figura en la guía The Wine Advocate del norteamericano Robert Parker, toda una autoridad enológica; el país en el que una bonanza económica ininterrumpida en los últimos tres años, y el deseo de exhibirla, ha provocado el boom del champán francés: 2,8 millones de botellas en 2005, triplicadas en 2007, sobre todo el Möet & Chandon.

Cinco años de "ópera bufa" de Berlusconi, como la han llamado en España, y, luego, dos años asfixiantes de Prodi han favorecido el adelanto de Zapatero. Es de creer que las distancias seguirán creciendo tras los comicios de marzo y abril.

Maurizio Matteuzzi es el editorialista para asuntos internacionales del cotidiano comunista italiano Il Manifesto.

Traducción para www.sinpermiso.info: Leonor Març

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Il Manifesto, Italia, 23 febrero 2008

1 comentario:

Anónimo dijo...

A mi tambien me preocupa que la autentica izquierda no se desviertue, como está ocurriendo en España por culpa de Zapatero por eso y ya que solo faltan dos dias os quiero comentar algo:
LO QUE NOS UNE

SOMOS TU PARTIDO POLÍTICO
PARA LAS PRÓXIMAS ELECCIONES

Porque, igual que tú, queremos:

1. Que todos los españoles tengan iguales derechos y obligaciones, sea cual sea la región donde vivan o residan circunstancialmente.

2. Recuperar para el Estado las competencias de educación y fiscalidad, para asegurar los mismos derechos, incluidos los lingüísticos para todos los ciudadanos.

3. Que los partidos nacionalistas dejen de condicionar y coartar el presente y el futuro del conjunto de nuestro país.

4. Reforzar la separación de poderes, de modo que jueces y fiscales no actúen como delegados de los partidos políticos.

5. Conseguir un sistema electoral más representativo, unas instituciones más transparentes y unos partidos más respetuosos con la democracia.

6. No tener que elegir entre una derecha y una izquierda sectarias y antiguas, incapaces de entenderse para defender los intereses comunes de los ciudadanos.

Rosa Díez al Parlamento
UPyD