martes, marzo 04, 2008

Uribe: peón de Bush - Cesar Levano


César Lévano
cesar.levano@diariolaprimeraperu.com

La guerra de Colombia contra Ecuador es a la vez un gesto desesperado de Washington y su pelele, el fascista Álvaro Uribe, y una torpeza sin fronteras.

La violación de suelo y espacio aéreo ecuatoriano no ha ocurrido, como mintió el gobierno bogotano, en defensa propia. ­Ocurrió para matar, cobardemente, a guerrilleros de las FARC que dormían en un campamento improvisado. ¿Qué hacían allí? El presidente de Francia lo ha declarado: Raúl Reyes, el jefe guerrillero asesinado, era su interlocutor en las negociaciones para liberar a Ingrid Betancourt, la secuestrada más importante en manos de las FARC. Las FARC la iban a poner en libertad, junto con otros once prisioneros. Los guerrilleros habían buscado un lugar seguro para el diálogo con París.

El ataque a los insurgentes colombianos resulta así una maniobra contra el proceso de paz en Colombia. Para Uribe, Bush es más importante que Ingrid Betancourt.

Es evidente que la aviación colombiana contó con la ayuda tecnológica de la base militar norteamericana de Manta, situada a corta distancia del escenario trágico.

El hecho se sitúa en un contexto de sucesivas derrotas del imperialismo y la derecha en ­América Latina. Son pocos los regímenes que ejercen hoy la mayordomía del amo yanqui: los gobiernos de Colombia y el Perú visten la librea.

Ecuador, que había ya decidido la expulsión de la base de Manta, ha decidido, con enérgica razón, romper relaciones con Colombia. El presidente Rafael Correa ha precisado que no bastan las excusas, y está decidido a llevar el caso no sólo ante la ­OEA, sino incluso ante las Naciones Unidas.

La agresión contra Ecuador refuerza la idea de que Estados Unidos, desesperado por el peso económico y político de Hugo Chávez en América del Sur, busca un pretexto para invadir a Venezuela.

Por medio de mercenarios, sin duda, como ocurrió en Bahía de los Cochinos, Cuba, en 1961, que terminó en un fracaso perfecto, gracias al heroísmo del pueblo cubano, con Fidel Castro a la cabeza. Antes, en 1954, traidores guatemaltecos, con la ayuda de la aviación norteamericana, derrocaron al coronel Jacobo Árbenz, el demócrata que había cometido el “crimen” de recortar los abusos de la United Fruit.

El cinismo de Uribe continúa una trayectoria. No se deben olvidar sus vínculos personales y familiares con el narcotráfico; su apoyo a los paramilitares asesinos y narcos.

Cinismo se necesita para proclamarse demócrata cuando en los últimos cinco años su régimen ha prohijado 936 ejecuciones extrajudiciales, 211 desapariciones forzadas y el asesinato de más de 400 dirigentes sindicales.

El cinismo es contagioso. Noam Chomsky nos recuerda en un ensayo que Bush acusa a Irán de intervenir en Irak (!!!). Uribe es para Bush un alumno del tercio superior en el curso de servilismo.

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