jueves, febrero 26, 2009

Yehude Simon: 'He sido, soy y seré siempre un hombre de izquierda. Alan García no es el diablo'


Entrevista a Yehude Simon Munaro. El premier asegura que fue, es y será siempre un político de izquierda. También responde fuerte a quienes le dijeron “no” a la alianza izquierda-Apra.

Ana Núñez

Que afirme que “el antiaprismo es una enfermedad” da la razón a quienes dicen que desde que asumió el cargo se ha vuelto proaprista.

Eso es falso. Si haces una revisión de los diarios, podrás encontrar que cuando el presidente García ganó el proceso electoral fuimos a saludarlo y él me ofreció, incluso, encabezar el Consejo Nacional de Descentralización. Después, hemos estados juntos en diferentes actividades en Lambayeque. No he necesitado ser premier para darle el espacio que le corresponde, como alguna vez lo hice con Toledo.

¿Se sigue considerando un político de izquierda?

Yo he sido, soy y seré siempre un hombre de izquierda, en el pensamiento de Mariátegui y de Haya, y en el de todos aquellos que quieren un país con una identidad formada. Javier Diez Canseco, una persona que aprecio mucho, ha dicho que en lugar de darle un ramo de olivo le he tirado un cactus. Lamento mucho eso porque olvida qué fue la Izquierda Unida. En el 85, Barrantes planteó la necesidad de hacer un trabajo en conjunto...

Bueno, premier, es que para muchos de sus compañeros de canteras, por querer ser el candidato del Apra, usted está vendiendo su alma al diablo.

Primero, yo nunca hablé de candidaturas. Y, segundo, Alan García no es el diablo. Ahí hay unos celos terribles de generación. El país votó por él en dos oportunidades y, entonces, ¿quiere decir que el país votó por el diablo? Por favor. Eso es una falta de respeto. Diez Canseco, Susana Villarán y Rolando Breña son personas a las que respeto mucho y a quienes no voy a adjetivizar, pero creo que se equivocan y que no pueden estar tirando barro con ventilador.

¿Usted cree que el Apra aún es un partido de izquierda?

Pero por supuesto que considero al pueblo aprista un partido de izquierda. Este gobierno ha hecho mucha obra a favor de los pobres: electrificación rural, agua para todos, carreteras, descentralización. Este es un programa que todos hubiéramos querido haber cumplido en nuestras épocas.

Pero eso no es lo que perciben los pobres. La gente siente que las medidas solo favorecen al sector empresarial. La política económica, además, es neoliberalista.

Fernando Belaunde tuvo mucha apertura a la inversión privada. En su primer gobierno, García hizo muchas cosas de un programa de izquierda, y la Izquierda Unida –donde me incluyo– fue muy severa y no apoyó lo que se suponía era parte de nuestro plan de gobierno. Después vino Fujimori con una apertura tremenda a la economía neoliberal y luego el presidente Toledo, quien hace exactamente lo mismo y tiene incluso ministros que son de izquierda. Entonces, por qué son tan duros con el gobierno del Apra y no.

¿Por qué cree usted?

Eso hay que preguntarles a ellos. Pero yo como primer ministro he recibido al Sutep y le he dado todo el apoyo como gremio. En cambio, un militante del partido de Javier Diez Canseco y que fue ministro de Educación, Nicolás Lynch, le hizo la guerra al Sutep. El peor momento que tuvo el Sutep fue con Lynch, y yo no me atrevería a decir que es de derecha. Yo te puedo asegurar que si este gobierno le hubiera ofrecido ser ministro de Educación, él hubiera aceptado, como lo hizo con Alejandro Toledo.

Pero la crítica a este gobierno va más allá de lo económico. Hay cuestionamientos en materia de derechos humanos, por ejemplo, por el caso de El Frontón.

Sí pues, pero siempre estamos mirando eso y no miramos el presente ni el futuro. Creo que nunca podemos borrar de la memoria las cosas, y en el caso de El Frontón puede haber responsabilidades políticas, si tú lo quieres, pero no penales. Yo no apuesto por perseguir fantasmas. Hubo una Comisión de la Verdad, perfecto. Valoro su trabajo, en el cual se nos dice qué pasó en el país. Pero ese trabajo debe terminar en una gran reconciliación nacional, y la reconciliación no puede empezar mientras se sigan señalando sucesos pasados. Yo estuve preso 9 años, pero no quiero hablar de ese pasado, quiero entender que fue una experiencia dolorosa, traumática para mi familia y para mí, pero no puedo vivir de ello. Quiero dar un paso adelante,y eso significa perdonar a los que se equivocaron conmigo y darles la mano para trabajar juntos.

También hay encono por parte de sectores del gobierno hacia las izquierdas o hacia las ONGs de derechos humanos.

Pero por supuesto que hay encono de todo lado y por eso el país no camina. Pero decían que hay persecución a dirigentes y uno se pregunta: ‘¿dónde están esos dirigentes?’. Pues están en su casa, siguen criticando, siguen haciendo su vida política. Nadie los ha perseguido ni ha habido ninguna decisión del gobierno de abrir proceso a estos señores, sino una información de afuera que el Ministerio Público decidió investigar. Yo les he garantizado que eso no tiene nada que ver con terrorismo. No puede negar Alberto Moreno que lo he recibido y le he dado todas las garantías. Igual a César Barrera Bazán o Rolando Breña.

Para fundamentar la alianza Apra-izquierda, usted decía el lunes que las bases sociales que nutrieron a Haya y a Mariátegui fueron las mismas. A estas alturas, ¿eso no es anacrónico?

Al contrario, porque finalmente las clases medias, que son tan olvidadas en este país, son las izquierdas o el Apra. ¿Cuál es el origen de Susana Villarán o de Javier Diez Canseco? ¿Son obreros?, ¿son campesinos? Son clases medias. Entonces, ellos van a decir “clase en sí, clase para sí”. Pero, además, este frente tiene que ser nada más del pueblo aprista y del pueblo de izquierda. Hay un pueblo que es independiente y que puede formar parte del frente.

Sobre el frente

Cuando asumió el cargo, usted dijo que buscaría que el objetivo del gobierno sea la justicia social, con lo cual rechazaba que eso ocurra en ese momento.

Lo que dije es que pensaba que después de dos años y medio el presidente García ya había demostrado a los empresarios que hay una política económica que se continuaba y que ya era la hora de los sectores sociales. La mejor demostración es la Ley de Expropiación, que fue tan criticada y que por fin los empresarios están entendiendo que es una ley justa y que beneficia a los pobres. Y, entonces, la izquierda, que se supone que lucha por los pobres y por eliminar la pobreza, tendría que aplaudirla. Por qué no puede reconocer. Por qué solo miramos una cara de la moneda. Gobernar no es fácil y me gustaría que se den cuenta de que una cosa es con guitarra y otra con cajón. En este país no solo importa el pobre y el de clase media. También es fundamental el empresario. Y en este frente tienen que estar juntos todos.

Algo un poco utópico.

Lula fue un hombre que estuvo preso, tuvo su partido de los trabajadores y, antes de gobernar, fue un hombre muy crítico del Fondo Monetario Internacional (FMI). Como presidente, Lula se sentó con el FMI y conversó con Estados Unidos, con el presidente Bush, pero también lo hizo con Fidel. Por qué Lula lo puede hacer y el presidente García no. ¿Qué hubiera pasado si Allende hubiera sido presidente de Chile y le hubiera dicho al Perú “vamos a incentivar la inversión chilena en el Perú”? ¿Qué hubieran hecho mis amigos, colegas y camaradas de la izquierda? Hubieran dicho: un aplauso, porque los pueblos no se pueden pelear.
Pero cuando esto lo hacen otros que no son ellos, entonces todo está mal. Yo le digo a Javier Diez Canseco a través de La República que lo aprecio mucho, que reconozco sus valores y le reitero la conversación que tuvimos en algún momento: hay necesidad de estar a la altura de los tiempos.

¿Cree que quienes han rechazado su propuesta no lo están?

No, con esa respuesta han demostrado que se mantiene el anti y el celo de generaciones. Alan García ganó las elecciones, lo dijo Alfonso Barrantes muy claro, y hay que aceptarlo. Nos guste o no, García le ganó a la izquierda, al nacionalismo y a la derecha. Si su imagen no les gusta o tienen odios personales, eso es problema de ellos.

“Ya he dicho que me equivoqué Porque me radicalicé”

¿Sus amigos de canteras lo han dejado solo en su propuesta?

Está bien... y ojalá que formen su gran frente o su gran unidad. Ojalá, porque la historia de la izquierda no es la historia de la unidad. El mejor ejemplo fue la Izquierda Unida. Sí, pues, yo tengo responsabilidad, claro. Pero públicamente dije que me equivoqué porque me radicalicé. Me siento orgulloso de mi pasado, pero en efecto terminé siendo un radical que tuvo la suerte de poder detenerse y de mirar qué había construido. Lo dije hace algunos años: le hicimos daño a Alfonso Barrantes, lo criticamos malamente. Él se equivocó también, pero no en el nivel que nosotros. Pero quiero saber cuántos de ellos han reconocido que la izquierda no resultó fortalecida por su culpa .

Y cree también que es responsabilidad de ellos que en el último proceso electoral la izquierda haya tenido un respaldo del 0.5% de la población?

Es que no fuimos capaces de la unidad y no fuimos capaces porque tenemos criterios diferentes. En qué se puede parecer el plan de gobierno de los amigos de Patria Roja al plan de gobierno de Susana Villarán o de Javier Diez Canseco. Entonces, creo que tenemos que ayudarnos.

¿De todas maneras se aliará usted al Apra el 2011?

Eso es algo muy adelantado. Además, no sé si el Apra querrá.

Mulder se ha comprometido a buscar ese objetivo.

Sí, pero el Apra es un partido homogéneo que tiene sus propias decisiones. En su congreso decidirán si van solos o si aceptan la propuesta de Yehude Simon.

Pero, ¿con o sin el Apra, usted estará en contienda?

No lo sé, porque entenderás que he despertado pasiones. Hoy aparece una caricatura en la que salgo solo por todos lados (risas). Pero me alegra haber puesto en debate algo que el Perú necesita: la unidad de todos los peruanos. (Edición impresa La República)

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