domingo, julio 17, 2011

Oscar Ugarte: “Con Humala hay una gran oportunidad para el país”

Se está yendo como uno de los ministros más correctos del gabinete. Lo que pocos recuerdan es que es el único izquierdista en un gobierno considerado de derecha y que entre sus amistades están algunos de los hombres clave de la futura administración de Ollanta Humala. Un acercamiento a Óscar Ugarte, el último ministro de Salud de la segunda era García.


Por Óscar Miranda


Cuando Óscar Ugarte se sienta en su despacho con Álvaro Vidal, responsable de la transferencia en Salud de Gana Perú, el proceso se convierte en una charla de viejos amigos. Ugarte y Vidal se conocieron de niños en el colegio Guadalupe y forjaron su amistad en los años en que fueron dirigentes estudiantiles en la Facultad de Medicina de San Marcos. En los ochenta, ambos militaron en la Izquierda Unida. Con tanta historia juntos, la transferencia entre los dos camaradas ha sido cordial y transparente. En sus días de luchas callejeras, ninguno debe de haber imaginado que décadas después estarían pasándose el poder el uno al otro, como ahora.

Ugarte estuvo viviendo sus últimas semanas en el Ministerio de Salud con la tranquilidad que da el deber cumplido, hasta que la Federación Médica del Perú se alzó contra la transferencia de los servicios de salud a la Municipalidad de Lima. El ministro dice que no hay razón para las protestas y que la dirigencia solo está haciendo política. “Son muchachos. Muchos de ellos eran estudiantes cuando salió la Ley de Bases de la Descentralización (en 2004) y recién están conociendo el tema”, dice. Le pregunto si él mismo no hacía política cuando militaba en el Partido Unificado Mariateguista (PUM), el más importante partido de izquierda de los ochenta. “Sí, sin duda. Hacer política no está mal, pero hay que hacer política madura. No hay que hacer política de un día”.

–Usted es el único ministro que viene de la izquierda dentro de un gobierno que, en opinión de muchos, es de derecha.
–Eso lo dirá la gente. Es verdad que soy el único ministro que proviene de la izquierda, ese es un dato de la realidad. Pero creo que el presidente Alan García se la ha jugado en el caso de las políticas de salud; nos ha respaldado en todo.
–No es un gobierno de derecha, entonces.

–Mire, para algunos puede ser un gobierno de derecha, o algunas de sus políticas pueden serlo, pero lo que yo veo es una combinación de políticas que han dado como resultado este desarrollo económico, aunque todos hubiésemos querido un mayor proceso redistributivo en el país, y allí puede haber diferencias.

–¿Cuánto ha cambiado usted desde sus épocas de dirigente izquierdista?

–Todos cambiamos, en virtud de los diferentes contextos y de las oportunidades. Los de mi generación nos formamos en un contexto de oposición porque durante el gobierno militar no había otra forma de participación política. Sin embargo, un sector importante de la izquierda tuvo la inteligencia de incorporarse a la vida política activa cuando se abrieron los espacios, como parlamentarios y luego en lo que yo he denominado la izquierda ejecutiva. Yo trabajé en la Municipalidad de Lima acompañando a Alfonso Barrantes, y muchos representantes de izquierda asumieron municipalidades y, años después, entre 1989 y 1992, gobiernos regionales.

–Se formó una tecnocracia de izquierda.

–Sí, y ha hecho una interesante experiencia de gobierno. Algunos de sus representantes asumieron responsabilidades de gobierno con el presidente Alejandro Toledo. Han habido algunos que fueron ministros con Fujimori, incluso, al inicio.

–¿Sigue siendo un hombre de izquierda?

–Yo sí me considero de izquierda, en tanto izquierda es cambio. Izquierda es búsqueda y es intento permanente de mejorar las cosas. Ahora, claro, habrá quienes discrepen conmigo sobre esta definición pero así me siento yo y estoy contento de ser un permanente factor de cambio y no quedarme en el pasado, que es un lastre.

Mi amiga Susana


–En junio del 2009, Carmen Vildoso renunció al gabinete en desacuerdo con la forma en que el gobierno manejó el tema de Bagua. ¿Por qué no hizo lo mismo?

–Porque no había ninguna razón. Yo respeto la decisión de Carmen pero la verdad es que no tenía ninguna explicación. Lo que eso suponía era aceptar que el gobierno tenía una posición antinativos, y eso no era verdad. Probablemente fue un error dilatar demasiado la negociación, pero fue un error por reivindicar los derechos de los nativos. Por eso no entendí la decisión de Carmela ni me sentí obligado a imitarla.

–¿Y por qué no se fue cuando renunció Yehude Simon, que lo llevó al gabinete?

–Eso lo conversamos con Yehude, porque era lo que yo había pensado hacer, pero él mismo me planteó que lo más conveniente para el país, sobre todo para el tema de salud pública, era que yo continuase, y así se lo planteamos al presidente, y el presidente estuvo de acuerdo.

–¿Qué le dijo el presidente cuando fue a felicitar a su amiga Susana Villarán?

–Nada. Al contrario, me pidió que le transmita los saludos correspondientes. La posición del presidente ha sido no solo caballerosa sino en favor de normalizar las tensiones que había en ese momento.

–Pero hace poco prácticamente la llamó comunista que cree en el Muro de Berlín.

–Bueno, eso es parte de la situación política que seguro en el futuro, cuando no estén en funciones, pasará. Es inevitable que en momentos de gran tensión y sobre todo en temas tan sensibles para el presidente como el Cristo de Chorrillos y el Tren Eléctrico pueda haber reacciones así. Es natural que haya discrepancias.

–Si lo convoca Susana Villarán, ¿colaboraría con ella en el municipio?

–Puedo asesorar no solo al municipio de Lima sino a cualquier instancia de gobierno regional y municipal, pero yo ya cumplí mi cuota de trabajo municipal obligatorio hace varios años y ahora hay una generación de profesionales jóvenes que están dedicados a esa tarea.

–Gente de su generación sintió el triunfo de Ollanta Humala como suyo y muchos ya están colaborando con él. ¿Usted lo celebró?

–Bueno, la opinión pública ha demostrado que, puestos en la disyuntiva, la mayoría ha optado por Ollanta Humala en el sentido de ver una perspectiva de cambio más consistente. Yo, personalmente, pienso que es así y que hay ahora una gran oportunidad para el país no solo en lo que puede significar el desarrollo de políticas sociales sino porque además hay un contexto latinoamericano bastante favorable a un desarrollo de este tipo, que está más cercano al estilo brasileño. Yo espero que tenga el mayor de los éxitos.

–¿Se siente optimista con Humala?

–Yo me siento optimista de la perspectiva del país y creo que todos deberíamos sentirnos optimistas.

–¿Colaboraría con él si lo convoca?

–Eso no está planteado. Ellos han designado un equipo para la transferencia que encabeza (el médico) Álvaro Vidal, que es una excelente persona, somos amigos de hace muchos años. Aquí el proceso de transferencia ha sido absolutamente transparente y con la mejor buena voluntad.

–No me ha dicho si aceptaría.

–Si eso estuviese planteado, en su momento lo consideraría. Pero por ahora no está planteado.

La izquierda y el caudillismo

–No muchos saben que en los 70 militó en Vanguardia Revolucionaria, un partido considerado de izquierda radical.
–Bueno, eso de radical depende de quién lo considera así. Éramos de izquierda, sin duda, y una izquierda que planteaba alternativas de cambio, sin duda.

-¿Cómo cuáles?

–Reformas con respecto al modelo de gobierno y de participación democrática. Era el tiempo del gobierno militar y todos los espacios democráticos estaban cerrados. Planteábamos elecciones, participación de los partidos, una amplia participación popular y una mayor redistribución de la riqueza.

–En los 80 estuvo en el PUM, el mayor partido de izquierda, que luego eclosionó. ¿Qué autocrítica haría de esos años?

–La izquierda perdió una gran oportunidad de no ponerse por encima de sus intereses de grupo, y eso lo llevó a la ruptura.
–Había mucho caudillismo.

–Sin duda. Mucho caudillismo, mucho interés menor de los diferentes grupos, que se peleaban por cuántos congresistas tienes tú, cuántos candidatos tengo yo. Eso es lo que anuló a la izquierda y al gran proyecto de Alfonso Barrantes.

–¿En los 90 militó en algún partido?

–No, fui independiente y mantuve mi posición hasta mi incorporación al Partido Humanista, en el 2004, como un intento de reagrupamiento menos ideologizado.

–¿Por qué menos ideologizado? ¿La ideología fue un lastre para la izquierda?

–No, no, la ideología dogmatizada es lo que ha sido un lastre.


fuente: http://www.larepublica.pe/impresa-domingo/con-humala-hay-una-gran-oportunidad-para-el-pais-2011-07-17

1 comentario:

julio castillo dijo...

Oscar Ugarte, ministro de lujo, de lejos con mucha visión de la salud publica y sus determinantes sociales, va ser dificil alcanzar el perfil de ministro de salud que nos ha mostrado...