martes, enero 29, 2008

La paja en ojo ajeno. A. Garcìa defiende M. Bermudes - Carlos Ivan Degregori

¿Hizo bien el mandatario Alan García en defender al ex presidente de facto Francisco Morales Bermúdez, en el tema de la 'Operación Cóndor' que lo implica?

"Hay que hacernos respetar", dijo el presidente cuando salió a defender apasionadamente al general Francisco Morales Bermúdez. "Tenemos que evitar que se crea allá en Europa, que el Perú es una republiqueta bananera, de hutus y tutsis que se asesinan totalmente", agregó.

Hay en estas palabras un ángulo desapercibido por quienes han criticado la defensa del doctor García al ex presidente: la referencia a hutus y tutsis. Si antes fueron los "indígenas no contactados" y los comuneros altoandinos, que no comen ni dejan comer, hoy son los negros africanos los paradigmas del atraso. y el horror.

Todo muy a tono con el racismo que se vuelve "políticamente correcto" en el Perú, paradójicamente cuando el país pone todas sus esperanzas en una globalización inevitablemente multirracial.
Todo muy a tono con el pensamiento del actual ministro de defensa, Ántero Flores-Aráoz, o anteriores dignatarios y periodistas que el año 2006 se despacharon contra los ciudadanos altoandinos, llamándolos "vicuñas" o "electarados", que por vivir donde no llega el oxígeno, son incapaces de opinar o de elegir.

Pero vayamos por partes. Las guerras totales y los "asesinatos totales" más terribles del siglo XX no fueron cometidos en republiquetas sino en Europa, en las guerras mundiales que marcaron a fuego el siglo, especialmente la Segunda, en la cual los nazis, que lo único que tenían negra era la conciencia, planificaron el aniquilamiento de judíos y gitanos, entre otros asesinatos masivos.

No solo se asesinaron totalmente en guerras internacionales los europeos. La guerra civil española causó un millón de muertos y 70 años más tarde las heridas de ese conflicto no acaban de cicatrizar. Y hace apenas 15 años, las diferentes ¿tribus? de los Balcanes se "asesinaban totalmente". En Srebernica fueron masacrados más de 7,000 bosnios de una sola vez. Las mujeres, sobre todo bosnias, fueron violadas sistemáticamente. Se bombardearon maravillas del mundo como Dubrovnik o el puente de Mostar. No eran hutus, ni tutsis, ni indígenas no contactados. Fuera de Europa, la China de la Revolución Cultural, la Cambodia de Pol Pot y, sí, la mencionada Ruanda, no se quedaron atrás.

Pero para qué ir tan lejos. En el conflicto de Ruanda murieron alrededor de 800 mil personas. En el Perú, hace apenas diez años terminó un conflicto que provocó casi 70 mil muertos. ¿Cuántos hubieran debido morir para acceder al grado de republiqueta? ¿Cien, doscientos mil? Pues, por si no lo sabe el señor Presidente, si la violencia hubiera tenido en todo el Perú la misma intensidad que tuvo en la provincia de Huanta (Ayacucho), hubieran muerto alrededor de 700 mil peruanos y si hubiéramos vivido en todo nuestro territorio el grado de violencia que sufrieron los asháninkas, hubieran muerto 2 millones de peruanos.

En otras palabras, hubo en nuestro país lugares donde hace pocos años la violencia tuvo intensidad ruandesa. Y no fue producida solo por Sendero Luminoso y el MRTA. Viaje el presidente por las zonas más golpeadas por la violencia y converse de buena fe con los habitantes, no vaya en plan de manifestación, inauguración o baile sino de confesión sincera, disfrácese tal vez como hacía Harum-al-Rashid -aunque difícil en su caso- y compruébelo.

Pero para qué tanta contorsión, si podemos comprobar sin salir de Lima la triste condición de republiqueta que ostentábamos hasta hace algunos años y quién sabe todavía. Chungui es un distrito de La Mar (Ayacucho), que ocupa un extenso territorio que los militares bautizaron como Oreja de Perro. Véase el mapa y comprobarán por qué. Hace veinte años, Chungui sufrió una verdadera orgía de violencia. Sin embargo, en el clímax del dolor y del horror, se celebraron allí las elecciones de 1985. Lo más asombroso es que en las actas del JNE consta que de 1,473 electores, en el distrito votaron 1,466: solo siete se abstuvieron. Desafiando machetes, balas y cortes de dedo, el resto acudió masivamente a las urnas y votó. Ninguno por AP ni el PPC ni IU, ni por otros pequeños partidos que competían ese año. Absolutamente TODOS votaron por el APRA, que obtuvo el 100% de sufragios para presidente, senadores y diputados.

Por un fraude bastante menos espectacular se están matando hoy en Kenia y nos matamos los peruanos hace apenas ocho años, cuando media docena de trabajadores murieron achicharrados en el Banco de la Nación. ¿Cuántos debieron morir para alcanzar el grado de republiqueta? Lo que pasa es que la vaca ya no se acuerda de cuando era ternera. Mejor acordarse. Le daría al gobierno una cuota de humildad indispensable para administrar los beneficios de un crecimiento heredado y para ser un anfitrión mesurado en el inicio del Año de las Cumbres Mundiales.

Por eso hizo bien el general Morales Bermúdez cuando dijo que se pondría a derecho. Qué le quedaba, dice Javier Valle Riestra. Le quedaba fugar, como los civiles que se alzaron en peso el país en los 90, o esconderse tras las faldas de quienes se ofrecen a "blindarlo" para que "nos respeten". Más bien, y coincido allí con Valle Riestra, es propio de republiquetas negarse a los aspectos más progresivos de la globalización, como la justicia internacional de la cual somos beneficiarios en estos momentos con la extradición de Fujimori. Hizo bien y da ejemplo a los 86 años el general Morales Bermúdez en admitir responsabilidad política en el secuestro de ciudadanos ítalo-argentinos en nuestro territorio. El ex canciller de la Puente Radbill lo defiende con mejores argumentos que la referencia a hutus y tutsis o a que Morales Bermúdez "nos devolvió la democracia" cual rey que ejerce alguna potestad otorgada por la divinidad.

Moraleja. Muchas veces son civiles más papistas que el Papa los que impiden que tengamos unas Fuerzas Armadas y una Policía Nacional modernas, subordinadas a un poder democrático y aptas para cumplir con estándares que ojalá se consoliden en el siglo XXI. Aunque algún malpensado pueda argumentar que la irritación presidencial y el blindaje a Morales Bermúdez, más que arrogancia, revelan una prudente cura en salud.
fuente: Peru21.com

No hay comentarios.: