martes, enero 29, 2008

Uchuraccay. No olvidemos a nuestros mártires

Han esperado 25 años por una verdad que no llega. Piden al gobierno que garantice la vida de los testigos para que cuenten lo que saben y vieron aquella tarde del 26 de enero de 1983.

Luis Velásquez C.

Esperan justicia. Gloria Trelles y Alberto Mendívil, Eudosia Reynoso viuda de Félix Gavilán, Emilia Aucassi viudad de Amador García, y Oscar y Alicia Retto, familiares de Willy Retto.



Hacia la posteridad. Una de las últimas fotos de los mártires. De izquierda a derecha: Eduardo de la Piniella Palao, Jorge Mendívil Trelles, Willy Retto Torres, Jorge Sedano Falcón (de La República) y Amador García Yanque. Poco después serían asesinados con crueldad.

Sus pasos hoy son lentos. Ha avanzado mucho en estos 25 años, pero el camino todavía se presenta largo… y oscuro. Quizá no termine de recorrerlo y eso la aflige. Al abordar el bus que habrá de conducirla a Ayacucho, Gloria Trelles de Mendívil se detiene a renovar el aliento.

Las escalinatas ya representan un obstáculo. Qué distinta lucía al inicio de esta historia, en 1983, cuando empezó a buscar la verdad sobre la muerte de su hijo, Jorge Mendívil, en las alturas de Huanta, en el lejano y desconocido Uchuraccay.

Podía caminar durante horas, viajar todas las veces que fueran necesarias, soportar las lluvias, el frío y el calor de la sierra ayacuchana. Hoy, en cambio, le cuesta mucho esfuerzo. Pero está dispuesta a seguir… hasta que las fuerzas se lo permitan.

UCHURACCAY PRESENTE

Por eso se embarca en esta nueva aventura, como lo ha venido haciendo desde que recibió la terrible noticia de que el tercero de sus hijos había sido brutalmente asesinado en un lugar cuyo nombre no había oído nunca: Uchuraccay.

Arriba del enorme bus la esperaban los otros dolientes, deudos como ella, a quienes conoce y quiere como si fueran sus hermanos.

"De cierto modo lo somos... hermanos de desgracia y en esta lucha que no acaba", nos dijo minutos antes de abordar, cuando miraba una foto, aquella en que aparecen juntos los ocho periodistas mártires.

SU ÚLTIMO DESEO


Color. (1) Óscar Retto no puede contener el llanto y la ira al ver el cuerpo de Willy, su hijo asesinado.(2) Al día siguiente del bárbaro crimen, los cuerpos de los periodistas fueron retirados de las fosas en que fueron hallados.



Las dos primeras vistas son de Willy Retto, antes de ser asesinado. Se aprecia a comuneros de Uchuraccay. La última foto son los “objetos” recuperados que entregó el Ejército. Según la versión de entonces, también se halló una bandera con la hoz y el martillo.

"Tenía 22 años cuando me lo mataron", recuerda doña Gloria, mientras dirige la mirada hacia el cuarto personaje de aquella fila de valientes que aparecen en la histórica fotografía tomada probablemente por Jorge Torres, un reportero de la revista Gente, quien no los acompañó en su viaje hacia la eternidad.

Gloria Trelles no lo oculta. Se siente cansada, pero no vencida. "Ya los años nos están pasando la factura y no quisiera morir sin saber la verdad y hallar justicia. Ese sería mi último deseo. Es una promesa que hice en la tumba de Jorge, descubrir a los verdaderos autores de su muerte y ver que paguen por ello, sin importar cuánto me tarde".

La señora Trelles está convencida, como lo están los demás deudos, de que el asesinato de los periodistas, la tarde del 26 de enero de 1983, fue obra de un equipo especial del Ejército, con apoyo de un grupo de campesinos de Uchuraccay.

Óscar Retto Saldaña, padre de Willy Retto, otro de los periodistas muertos aquel día, explica que la presencia de militares en la víspera, durante y luego de la visita de los periodistas a la zona, está documentada en el expediente del caso que aún permanece abierto (con reserva) en el Poder Judicial.

"Sabían que mi hijo y los demás periodistas estaban camino a Huaychao y por eso se adelantaron. Eso está documentado. No querían que los periodistas descubrieran las cosas que allí pasaban (...) Las pruebas indican que los objetos contundentes usados para dar muerte a Willy y sus compañeros fueron culatas de fusil y no piedras. Eso lo han dicho los expertos, así que no vengan a decir que los campesinos los mataron con hondas y palos".

"Además, están las fotos que mi hijo tomó antes de morir. En ellas él hace una denuncia. Demuestra que los asesinos son militares. Las fotos de los zapatos y botas lo prueban".

Esta versión, negada en los informes de la Comisión Vargas Llosa y la Comisión de la Verdad y Reconciliación, también es compartida por Elcira Velásquez, Emilia Aucassi, Eudosia Reynoso, María Rosario, Leonilda Yupanqui y Martha Álvarez, quienes (excepcto las dos últimas) se embarcaron a Ayacucho para asistir a los homenajes que en Huanta, y luego en Uchuraccay, se realizarán hoy y mañana, en honor a los mártires.

Emilia Aucassi, viuda de Amador García Yanque, señala que sólo una persona con el poder suficiente, como el presidente Alan García, puede dar el impulso necesario al caso para que se llegue a la verdad.

"CUIDEN A TESTIGOS"

Eudosia Reynoso, viuda de Félix Gavilán, tiene un pedido especial. Solicita que el Estado garantice la seguridad y vida de los testigos de la masacre para que así, luego de 25 años, cuenten todo lo que vieron.

"Hay testigos vivos todavía, pero no hablan por miedo. Pedimos que el Estado garantice su seguridad para que puedan decir todo lo que saben. Es un derecho que tenemos y un pedido que le hacemos al presidente Alan García. Que lo haga por mis hijos (...) Durante años les oculté la verdad sobre cómo murió su padre, pero cuando ya eran grandes descubrieron los hechos y tuve que contarles todo. Yo sacrifiqué mi profesión por criarlos y seguiré hasta el final de mis días, no quiero sacrificar también el futuro de ellos".

"MECEREN JUSTICIA"

Elcira Velásquez, viuda de Jorge Sedano, y María Rosario, viuda de Pedro Sánchez, comparten este deseo. Están cansadas, pero no pierden la fe. Saben que si la ley del hombre no llega, una ley divina se encargará de juzgar a los culpables.

Y antes de partir, un último pedido de los deudos: "No olviden a los mártires... merecen justicia".


EL ESTADO SE OLVIDÓ DE ELLOS

Al principio de esta historia, cuando se descubrió el brutal crimen, el gobierno de Fernando Belaunde ofreció ayudar económicamente a los deudos, además de apoyarlos en su búsqueda de justicia. Nada de eso se ha cumplido. Los gobiernos que siguieron luego tampoco los apoyaron.

Martha Álvarez, viuda de Eduardo de la Piniella, trabaja aún por servicios no personales en una dependencia del Estado. Leonilda Yupanqui, viuda de Octavio Infante, radica en Ayacucho, realizando múltiples oficios con la ayuda de sus hijos.

Hoy por la noche habrá una vigilia en el Memorial El Ojo que Llora (7 pm) en honor a los mártires de Uchuraccay. Mañana habrá una romería hacia el cementerio El Ángel.
fuente: La Republica 29 Enero 2008

2 comentarios:

Chemi dijo...

Los martires no seran olvidados nunca, cada fotografia que denuncia, cada articulo que defiende la vida y la justicia, cada palabra dicha de frente a la verdad, es la mejor prueba de que los estamos recordando, que siempre seguiran en nuestras mentes, como simbolo de libertad y en nuestros corazones como ejemplos de coraje y entrega.

Anónimo dijo...

soy una descendiente mendivil, y esto es algo imperdonable, como el gobierno porquien nosotros votamos en las elecciones se olviden de nosotros mismos, ruego a la justicia encontrar la verdad y castigar a los culpables. para que su memoria sea limpia de todo y elogiada por todo el pueblo.