Carta de Yehude Simon a los militantes del Partido Humanista Peruano sobre los sucesos de la Selva

COMITE EJECUTIVO REGIONAL LAMBAYEQUE

He vivido en los últimos días momentos complejos y muy duros. He revisado cada uno de los pasos dados y agradezco a Dios no haber caido en la provocación de quienes malévolamente estaban al lado de los reclamos de los nativos pero que en el fondo lo que buscaban era un baño horroso de sangre justamente de esos hermanos. En efecto, estos oscuros personajes tenían planificado provocar constantemente al gobierno para que la policía y ejército se vieran obligados a actuar en aras de recuperar las carreteras y las estaciones de petróleo tomadas por miles de nativos. Calculaban que si se reprimía de inmediato las balas tenían un blanco seguro.

Frente a esa posibilidad busque el diálogo, con todo el apoyo del presidente, y aguanté más de 51 días. Fue un espacio complejo, difícil pero tenía la fe de salir adelante, hicimos nuestros mejores esfuerzos. Le dije al señor Pizango que se aproveche la mesa que ésta era una gran oportunidad de conseguir logros a corto, mediano y largo plazo a favor de la Amazonia y así reivindicar a nuestros hermanos nativos.

Él, en la conversación franca lo aceptaba, al igual que los otros dirigentes pero, debo decirlo, habían asesores que lo llevaban a la otra orilla y lo conducían al camino de la confrontación. Pizango, con el transcurrir de los días se volvía cada vez más soberbio, no escuchaba y sentía que se volvía poderoso. Craso error.

Todo estaba calculado. No les importaba los amazónicos. Los conducían, al engaño total, con siniestras mentiras y no les trasmitían lo real, ni siquiera aceptaban corregir lo que les afectaba. Cuando la situación se volvió insostenible para las regiones de San Martín, Amazonas, Ucayalí, Madre de Dios y Loreto y corría inmenso peligro de dejar desabastecido el Perú con gas y petróleo se decidió actuar de acuerdo a la Constitución y las leyes. La policía actuó sacrificando sus vidas y el dolor por ellos y sus familiares tiene que ser inmenso.

Los hipocritas y mercaderes de la muerte, hablan de genocidio de indigenas sabiendo que eso es totalmente falso y además de ser responsables, protegidos bajo la sombra, de lo sucedido intentan ser solidarios con las familias de los asesinados. Que asco y verguenza. Les falló su calculo para presentar al gobierno como genocida y dar el golpe.

Extraño que exista una campaña internacional sin ninguna investigación y se repita una y otra vez la consigna de " PAREN EL GENOCIDIO CONTRA LOS NATIVOS". A esa situación nos enfrentamos solos y desarmados.
Asumo que lo honesto es decir la verdad y defenderla. asumo no caer en una respuesta en caliente para salirme y dejar como responsable a terceros. Eso es cobardía y yo no lo soy y no lo seré nunca.

Pienso más en el país que en provecho personal y cargaré mi cruz hasta el último día sin sentirme culpable de haber hecho algo malo pero si dolido por los caidos de ambos lados.

Algunos compañeros han emitido comunicados responsabilizando al gobierno e igualmente llamándolo criminal sin siquiera haber hecho un seguimiento sereno y desapasionado. Sin saber la verdad, cayendo igual en la desinformación, por el prurito de sentirse antiapristas y eso es lejano del humanismo. Exigen que renuncie, que me salve, que lejos de asumir una posición de dignidad frente a la mentira y el golpismo, que por ahora termino para los enemigos de la patria en un fracaso.Se ponen en la posición del Fujimorismo, el nacionalismo trasnochado, y la izquierda desfasada.

Los que no creen en el camino que nos hemos trazado, de respeto en nuestras diferencias; los que opinan que estoy acabado y sin fuerzas pueden y deben entender que tienen todo el derecho a no sentirse parte de lo que construimos con mucho sacrificio. Que hoy se sientan consecuentes y aplaudidos no significa que tengan la razón y sean portavoces de la verdad. No, No, no. La verdad histórica demora algo en llegar pero no duden que llega y ese día podremos sonreír de satisfacción porque habremos sido reivindicados.

Inmensa gratitud a los compañeros y compañeras honestas, a los que sufren por el país y el partido. A los que tienen fe y no claudican frente a un titular o una revuelta. A los que no tienen miedo y se enfrentan a la adversidad.

Yehude Simon.
12 junio 2009