Por Mirko Lauer
La última vez que el país se fijó en ellos, los pueblos amazónicos en conjunto eran vistos como reliquias étnicas necesitadas de protección y conservación. Las crisis en torno a Bagua hoy los muestra integrando una red de organizaciones notablemente modernas y sintonizadas con los usos y costumbres de la globalización. Bastante más modernos que el petróleo.
Una noción clave para entender qué está sucediendo con los pueblos autóctonos en el mundo entero es la de autonomía, un concepto más o menos sinónimo de no ser avasallado, o incluso desaparecido por la nación dominante en el vecindario. Un cálculo conservador es que unas 200 etnias han desaparecido en la Amazonía, unas 30 de ellas en el Perú.
No debemos confundir autonomía con independencia: los pueblos autóctonos no quieren formar países nuevos, sino un mejor lugar dentro de los países que ocupan. El discurso sobre la expulsión del blanco y una vuelta a tiempos precolombinos existe, pero es definitivamente marginal. La agenda de esta hora es más bien por derechos y respeto.
Los pueblos indígenas mantienen fuertes lazos entre ellos en el espacio panamericano. Sin embargo su peso y su perspectiva varían de país a país. Las tribus de EEUU y Canadá comparten el estado de derecho de esas sociedades. Las tribus de zonas convulsionadas corren la suerte de esos escenarios. Las tribus grandes suelen pasarla mucho mejor que las chicas.
Pero también estos pueblos (como el capital) han venido avanzando hacia una convergencia organizativa que cruza las fronteras nacionales. Un caso arquetípico es la COICA, fundada en 1984 para defender pueblos de la cuenca amazónica entera. La Declaración de derechos de los pueblos indígenas de la ONU, del 2007, da cuenta del avance en el espacio internacional.
En el Perú los indígenas amazónicos han tenido más organización que influencia política real. En la vida cotidiana son pocos y dispersos. El vecino mundo andino ha tendido a actuar más bien por fuera de la etnopolítica. La propia coordinación amazónica ha sido más para defenderse que para proponerse como parte del sistema político nacional.
¿Qué es lo nuevo? Ahora los amazónicos han demostrado que pueden movilizarse juntos, están generando una corriente mundial de apoyo entre organizaciones similares (bastante más influyente que las embajadas peruanas), los intereses de la globalización y la posibilidad de jaquear ciudades amazónicas son el tipo de palancas para negociar que no tenían antes.
El error de estos últimos tiempos ha consistido en considerar a los grupos amazónicos un cuerpo extraño en la nacionalidad. Esto vale tanto para el gobierno que en lo fundamental no los respetó, como para la oposición que avasalló a los dirigentes nativos y los usó como masa de maniobra para sus propios fines.
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