Veo con beneplácito que el Líder Etico ha empezado a “sacudirse” para bien del Perú.
Su pasada aparición en el programa Pulso y posteriores presentaciones por los medios de comunicación, me reafirman que estamos ante un próximo presidente que sí produzca el tan esperado cambio.
Su propuesta abierta al diálogo, su trayectoria ejecutiva y su convicción indiscutible de lo que hay que hacer, lo desmarcan y lo ponen en un punto aparte de la política peruana.
Es fácil reconocer la profundidad de su convicción cuando no se es mezquino en el análisis, ni se tiene una camiseta puesta, o un compromiso gregario de partido. Para mí si lo es.
¡Que distinta sería la sociedad peruana si antepondríamos las condiciones a las emociones al momento de elegir!
Por ello mi insistencia en que el Líder Etico marque la diferencia con los demás candidatos y le presente al Perú una inequívoca propuesta personal exenta de pactos, alianzas o “apoyos” que mucho tiene que ver con el engranaje que la política criolla obliga muchas veces.
Ahí está la diferencia. Un “acoplamiento” de Yehude, a cualquier fuerza política sería nefasto para el Perú.
No siempre el liderazgo y el triunfo está sujeto a permanecer o tener un parte del poder.
Está en el poder de llegada al Pueblo.Yehude lo tiene. El momento político de Yehude no es mañana : es ¡Ahora!.
Es hoy cuando debe surgir la propuesta, prístina y natural. Que salga y emane de su propia personalidad.No necesita más.
Cualquier alianza, por muy conveniente que le parezca a algunos es un elemento desintegrador- pulverizador del Líder Etico.
Yehude no es un líder para la Política. Es un líder para el Pueblo. Tiene que ser él, en un todo, que aborde la tarea de recorrer el Perú y dejar de lado la Presidencia de la Región que fácilmente los Lambayecanos sabrán aceptarlo y apoyarlo.
El Perú aguarda…
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