miércoles, abril 02, 2008

Hordas de bárbaros Atilas - Cesar Levano. A proposito de las tropas USA en nuestra selva.

César Lévano
cesar.levano@diariolaprimeraperu.com

¿A quién defiende el ministro de Defensa? El hombre que ofendió al Cusco y afirmó que no hay que preocuparse por el armamentismo chileno, demostró ayer para qué ocupa el cargo.

Está allí para demostrar a qué nivel tan bajo ha caído el gobierno del Perú. Dijo primero que no había tropas estadounidenses en nuestra selva, y horas después reconoció que sí las había.

El citado ministro Ántero Flores Aráoz, padece, pues, de ceguera temporal. No ve en las mañanas lo que sí puede ver en las tardes. Debería ser un funcionario part-time, que ejerza sólo por horas.

El país no puede confiar en un personaje sin calificación alguna para el cargo y que está allí sólo porque obedece a los planes del imperialismo y la oligarquía que Alan García aplica. Ocupa un puesto vital para el Perú, un país que enfrenta varias amenazas, externas e internas. El ministro por supuesto, no las ve, o las ve a medias. Por las tardes.

En nuestra columna de ayer dimos cuenta de un libro que debiera leer todo político, periodista serio o ciudadano común interesado en el destino patrio. Me refiero a Implosion, texto que ojalá se traduzca pronto al español. Como ya referí, el autor, Peter Koenig, es un economista suizo que trabajó durante 30 años en el Banco Mundial. Ha escrito un thriller, es decir, una novela policial y de espionaje "basada en hechos".

"Un thriller sobre guerra, destrucción ambiental y codicia empresarial", reza su subtítulo.

Bajo ese esquema transcurren la acción excitante y el despliegue de secretos. Entre las revelaciones figura el método estadounidense de enviar tropas e instalar bases, recurriendo a la ­amenaza y al engaño, por ejemplo sobre el número de tropas.

Ahora que se confirma la presencia de Atilas yanquis en nuestra selva, cunde la sospecha de que Washington quiere instalar una base militar en Iquitos, para reemplazar la que va a perder en Manta, Ecuador.

Sobre esa base trae una inquietante nota el libro de Koenig. Recuerda éste que esa instalación fue objeto de un acuerdo de ­arriendo de diez años, que vence el 2009.

"Estados Unidos", escribe Koenig, "dice que la base está allí para ayudar al pueblo de Manta. De acuerdo a un grupo contrario a la base llamado 'Movimiento Tohalli', Manta forma parte de una estrategia estadounidense más amplia dirigida a explotar los recursos naturales del continente, suprimiendo los movimientos populares y finalmente invadiendo la vecina Colombia. La base en ­Ecuador es parte integral de la estrategia antisubversiva en Colombia. Los ecuatorianos temen que Estados Unidos pueda arrastrar a su país al conflicto."

El servilismo de Alan García y la ceguera convenida de Flores ­Aráoz desestiman la amenaza que implicaría una base yanqui en nuestra selva. El pueblo amazónico se ha percatado del peligro, y empieza a actuar.

Los gringos tienen sed

Cèsar Lèvano

Dos días antes de viajar a Europa, recibí un visitante insólito. Un suizo que durante 30 ­años trabajó en el Banco Mundial como economista y especialista en recursos acuáticos me obsequió su novela Implosion, “basada en hechos”. Allí, bajo ropaje de ficción, se revelan planes del imperialismo y procesos en marcha para apoderarse de nuestros recursos.

Los proyectos sobre la Amazonía, así como los TLC, son el boceto de una ambición criminal y sin límites, alentada por gobernantes vendepatrias. De allí que la denuncia de Ollanta Humala sobre una invasión del ­ejército estadounidense me haya parecido, apenas llegado al Perú, un capítulo inédito de la novela de Peter Koenig, mi visitante suizo.

El libro, editado por iUniverse Books, contiene un pasaje alarmante respecto al problema del agua y al afán de Estados Unidos de apoderarse de ese recurso que le es escaso y que en este siglo será tan importante como el petróleo, o más.

El párrafo se refiere al Chaco Boreal paraguayo, región escasamente poblada e “ideal para maniobras militares”. Allí opera la base estadounidense de Mariscal Estigarribia, que puede ­además actuar sobre la zona del petróleo y el gas de Bolivia.

La amenaza mayor es contra el acuífero del río Guaraní. “El sistema acuífero de agua fresca más grande del mundo”, explica Koenig. “Es compartido por Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay. Se extiende sobre un área de casi 1’200,000 kilómetros cuadrados, tiene un volumen de 40,000 kilómetros cúbicos y podría abastecer a toda la población del mundo durante 150 a 200 años con cien litros por persona cada día.”

Los gringos no tienen frenos. Por ejemplo, cuando el Pentágono envió mil soldados a la base de Mariscal Estigarribia, en lugar de los 300 acordados entre Estados Unidos y Paraguay. Al principio, el ministro de Defensa paraguayo instó al presidente de la República a rechazar ese abuso. Después, ese mismo ministro ­obligó al primer mandatario a acceder. El embajador de EE. UU. profirió, entre tanto, amenazas y promesas.

En mi cacería bibliográfica parisiense adquirí el libro de Jacques Attali, Una breve historia del porvenir. Es la previsión científica de un hombre que tiene más de un pronóstico acertado. Aparte de precisar el fin del imperio estadounidense hacia el 2035, Attali escribe sobre el acuífero del Guaraní:

“El agua potable provocará, también ella, guerras cada vez más significativas… La tercera reserva subterránea de agua dulce del mundo, la napa del Guaraní, es disputada entre Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay”.

Los gringos no se instalan en la selva de Paraguay (o del Perú) por amor al paisaje. Su presencia es siempre, siempre, con autorización o sin ella, preludio de despojo, sangre y miseria. También el acuífero amazónico está en la mira de Washington.
La Primera Perù

1 comentario:

Anónimo dijo...

Si Fidel o los Chinos pusieran una base en el amazonas te quejarías?.

Si el gobierno no presta atención a esa parte del territorio, se van a meter gente a hacer el mal (talas ilegales, drogas, envenenar el monte,tráfico de personas).

Mejor hagamos que Loreto sea otro país... les aseguro que ellos van a cuidar mejor lo que los de la costa no lo hacen.